México hizo efectivo el jueves el relevo de su polémico jefe en la agencia migratoria con la llegada de un nuevo responsable que cierra los seis años de gestión de Francisco Garduño. El brazo ejecutor del endurecimiento en la política migratoria, para cumplir con las exigencias de Donald Trump en 2019, se mantuvo en el cargo tras la reelección del estadounidense pese a que fue procesado penalmente por la muerte de 40 migrantes.

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, aspira a que el nuevo titular, Sergio Salomón Céspedes —un político sin experiencia en el tema—, lidere una renovación del Instituto Nacional de Migración (INM) pero el gobierno todavía no ha especificado cuáles serán esos cambios.

Tras su nombramiento, Céspedes solo indicó en sus redes sociales que atenderá “los retos de la movilidad humana con dignidad, orden y corresponsabilidad regional”.

Sheinbaum optó por retrasar el relevo porque con la victoria de Trump y las nuevas presiones migratorias desde Washington —que exigían reducir aún más el flujo hacia el norte y que México aceptara a deportados no mexicanos—, “no queríamos que hubiera en ese momento la transición, porque Garduño tiene mucha relación con su contraparte en Estados Unidos y también particularmente en Guatemala”.