Por segunda quincena consecutiva, la Secretaría de Salud del gobierno de México elevó la tarde del viernes la alerta por COVID-19 en casi todo el país, incluyendo la capital, que vuelve a su nivel máximo, conocido como semáforo rojo, aunque el gobierno de la ciudad no prevé que se vayan a tomar de nuevo medidas que limiten la movilidad.
De los 32 estados del país, siete se encuentran en riesgo máximo: el estado norteño de Sinaloa —que ya estaba en esa situación hace dos semanas—, otros cuatro estados de la costa del Pacífico, el de Nuevo León —noreste— y Ciudad de México.
Otras 15 regiones se encuentran en riesgo alto —semáforo naranja—. Solo Chiapas, en la frontera con Guatemala, sigue en verde, el nivel más bajo.
Claudia Sheinbaum, alcaldesa de la capital, reconoció que siguen subiendo los contagios y las hospitalizaciones en la zona metropolitana pero a menor velocidad. Por eso, descartó que se vayan a imponer restricciones y garantizó que sigue habiendo capacidad suficiente de camas en los centros sanitarios.
“No creemos que debamos cerrar actividades económicas, sino mas bien acelerar el proceso de vacunación”, dijo el viernes por la mañana. Más del 80% de los adultos de Ciudad de México ya tiene al menos una dosis.
Por la noche, en lo que vuelve a ser una clara diferencia de postura con el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, la alcaldesa —del mismo partido del mandatario— negó que haya cambiado el nivel de alerta en la ciudad. “Estamos en semáforo naranja y lo mas importante es que no se cierran actividades y que tenemos que seguir cuidándonos”, subrayó.
México vive una fuerte tercera ola de la pandemia, que se acerca peligrosamente a los nivel de principios de año, los mayores registrados en el país.
En total, más de 2,9 millones de personas se han infectado y hay 243.733 muertes confirmadas con una prueba aunque el número real de fallecidos por COVID-19 es mucho mayor. Estudios basados en los certificados de defunción hablan de una cifra en torno a los 370.000.