Siempre se ha hablado de lo perjudicial que es para el organismo la ingesta excesiva de sal, pero ¡cuidado!: una dieta baja en sal también lo es, su insuficiencia no es recomendable para nada, advierten científicos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un límite de 5 gramos de sal diarios. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que un consumo moderado podría ser beneficioso.

No es estar obsesionados con la sal, porque casi toda la población mundial consume al menos el doble de lo que debería, lo que perjudica nuestra salud, pero sí deslastrarnos de paradigmas arcaicos.

Un contraargumento ahora está ganando terreno, poniendo en duda décadas de investigación y arrojando luz sobre las preguntas que aún permanecen sin respuesta sobre este condimento, observa BBC Mundo.

Exceso o insuficiencia de sal

Los expertos advierten que el exceso de sal está ligado a problemas de salud, como la hipertensión arterial, que aumenta el riesgo de accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas. Sin embargo, estudios muestran también que un consumo muy bajo podría tener efectos adversos.

Se estima que el consumo elevado de sodio causa aproximadamente 1.89 millones de muertes al año. En contraste, se han registrado descensos en enfermedades cardiovasculares en países que han reducido sus niveles de sal en la dieta.

El sodio, el elemento clave presente en la sal, es esencial para que nuestro cuerpo mantenga el equilibrio hídrico general y transporte oxígeno y nutrientes, así como para que nuestros nervios tengan latidos eléctricos. Pero la mayoría de las poblaciones han consumido históricamente más sal de la recomendada, lo cual es contraproducente.

Tratando de parafrasear al cantautor guatemalteco Ricardo Arjona, y llevándolo al área de salud, y específicamente al consumo de sal: “No es lo malo, es lo mucho”.

¿Pero cuánta sal es la que necesitamos?

Tenemos entonces que mientras la OMS recomienda limitar el consumo de sodio a menos de 2 gramos al día (lo que equivale a unos 5 gramos de cloruro de sodio), las Guías Alimentarias para Estadounidenses recomiendan que los adultos limiten su consumo a menos de 2,3 gramos de sodio al día, o aproximadamente una cucharadita de sal.

Por otra parte, investigadores en un artículo de 2022 concluyeron que un consumo moderado de sodio (entre 3 y 6 gramos al día) es mejor para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, en comparación con dietas bajas o altas en sodio.

Aquí es muy válido acotar que solo una cuarta parte de nuestra ingesta diaria proviene de la sal que le ponemos a los alimentos y es importante tomar en cuenta que el resto se encuentra oculto en los alimentos que compramos, como el pan, las salsas, las sopas y algunos cereales.

Como si la confusión fuera poca, refieren que los fabricantes suelen referirse al contenido de sodio en lugar de a la sal en las etiquetas de los alimentos, lo que puede hacernos pensar que consumimos menos sal de la que realmente ingerimos.

A todo esto, tenemos que aproximadamente el 40% del sodio que consumen los estadounidenses proviene de alimentos como pizza, embutidos, burritos y tacos, aperitivos salados, pollo y hamburguesas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Riesgos para la salud

Investigaciones sostienen que la evidencia del consumo excesivo de sal es contundente. Han demostrado que el exceso es causa hipertensión arterial, lo que puede provocar accidentes cerebrovasculares y enfermedades cardíacas.

El exceso de sal durante un período prolongado puede sobrecargar las arterias y provocar hipertensión arterial prolongada. La OMS estima que causa el 62% de todos los accidentes cerebrovasculares y el 49% de los eventos de enfermedad coronaria.

Un metaanálisis de 13 estudios publicados durante 35 años reveló un 17% más de riesgo de enfermedad cardiovascular total y un 23% más de riesgo de accidente cerebrovascular por consumir 5 gramos adicionales de sal al día, recoge la BBC.

Sin embargo, todo no es tan fácil como el 2 más 2 son 4. Investigadores han observado un factor adicional que complica la situación: es que los efectos del consumo de sal sobre la presión arterial y la salud cardíaca varían de una persona a otra.

Estudios han revelado que la sensibilidad a la sal varía, dependiendo de factores tan diversos como la etnia, la edad, el índice de masa corporal, la salud y los antecedentes familiares de hipertensión.

De hecho, algunos científicos argumentan que una dieta baja en sal también es un factor de riesgo para desarrollar hipertensión, tanto como el consumo elevado.

Los investigadores marcan límites. Señalan que consumir menos de 5,6 o más de 12,5 gramos de sal al día se asocia con consecuencias negativas para la salud.

Incluso, otro estudio, publicado en 2020, halló que las restricciones estrictas en el consumo de sal se asociaban con un peor estado de salud en pacientes con insuficiencia cardíaca, especialmente entre personas más jóvenes y de raza no blanca.

Entretanto, un estudio diferente con más de 170,000 personas arrojó resultados similares: estableció una relación entre una ingesta baja de sal, definida como menos de 7,5 gramos, y un mayor riesgo de eventos cardiovasculares y muerte en personas con y sin hipertensión, en comparación con una ingesta moderada de hasta 12,5 gramos al día (entre 1,5 y 2,5 cucharaditas de sal). Esta ingesta moderada duplica la ingesta diaria recomendada en Reino Unido.

El autor principal del estudio, Andrew Mente, epidemiólogo nutricional de la Universidad McMaster de Ontario, concluyó que reducir la ingesta de sal de alta a moderada reduce el riesgo de hipertensión arterial, pero no ofrece más beneficios para la salud.

Así que, aumentar la ingesta de sal de baja a moderada también podría ser beneficioso.

Recuerde, siempre consultar con su médico.