El nuevo embajador de Estados Unidos, Nicholas Burns, llegó a Beijing para asumir su cargo en medio de las crecientes tensiones entre ambos países sobre Taiwán, el comercio, los derechos humanos y la guerra en Ucrania.

Burns llegó el viernes con su esposa Libby y un grupo de otros diplomáticos estadounidenses y sus familias. Se someterán a tres semanas de cuarentena en su residencia oficial como lo exige China, según un portavoz de la embajada estadounidense.

Durante su confinamiento, el embajador se reunirá virtualmente con el personal de la misión estadounidense, agregó el vocero.

El puesto había estado vacante desde que lo dejó Terry Branstad en octubre de 2020.

Burns es un diplomático de carrera, exvocero del Departamento de Estado, embajador ante la OTAN y un académico destacado. Recientemente impartió clases en la Facultad Kennedy de Harvard y se desempeñó como asesor en política exterior de la campaña presidencial de Joe Biden.

Catalogó la relación entre Estados Unidos y China como manejable y señaló que los estadounidenses deberían “confiar en nuestra fuerza” cuando se lidia con el auge de China.

Se considera que ambas naciones son los principales rivales geopolíticos, particularmente por su peso en la región del Indo-Pacífico, donde la creciente influencia militar y económica de China desafía el dominio de Washington.

Aunque el gobierno de Biden ha profesado deseos de una relación más estable y predecible, ha mantenido aranceles más altos sobre las importaciones chinas impuestos por el entonces presidente Donald Trump y ha continuado una tendencia de relaciones más estrechas con Taiwán, la isla autónoma que China reclama como una provincia separatista.

En conversación telefónica con el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken, el ministro chino del Exterior, Wang Yi, expresó el sábado “una profunda preocupación sobre las recientes declaraciones y actos de parte de Estados Unidos”, se lee en un comunicado del Ministerio del Exterior de China.

Wang también instó a Estados Unidos a dejar de alentar la independencia de Taiwán y de interferir en los asuntos internos de China.

Más recientemente, China se irritó por un boicot diplomático liderado por Estados Unidos a los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing del mes pasado en protesta por las violaciones de los derechos humanos, en particular el encarcelamiento masivo y el maltrato de los uigures y otras minorías musulmanas en la región noroccidental de Xinjiang.

China también se ha negado a condenar a Rusia por su brutal invasión de Ucrania, culpando a Estados Unidos de instigar el conflicto al alentar la expansión de la OTAN y negarse a considerar las preocupaciones de seguridad de Moscú.

En su conversación telefónica, Blinken dijo a Wang que el mundo está respondiendo al unísono y atento para ver cuáles naciones defienden los principios de libertad y soberanía, de acuerdo con un comunicado del Departamento de Estado estadounidense.