El presidente colombiano Gustavo Petro intentó bajar la tensión diplomática con Estados Unidos, días antes de que escalaran con la llamada a consultas de sus diplomáticos, al enviar una carta a su homólogo Donald Trump en la que aclaraba que no pretendió acusar a ese país de apoyar planes para sacarlo del poder.
“Deseo aclarar que cualquier expresión mía que haya sido interpretada como una acusación directa sobre la participación en un supuesto golpe de Estado en Colombia, no tenía la intención de señalar a nadie de manera personal ni de cuestionar sin fundamentos el papel de los Estados Unidos”, indicó Petro en la carta fechada el 23 de junio y conocida el lunes por la prensa.
La carta, sin embargo, no evitó que el 3 de julio Estados Unidos llamara a consultas a John T. MacNamara, quien servía como encargado de negocios en la embajada de Bogotá desde febrero de manera interina, como protesta a las “declaraciones infundadas y reprochables de las más altas esferas del gobierno colombiano”. De manera recíproca, Petro llamó a consultas al embajador colombiano en Washington, Daniel García-Peña.
Días antes, el 11 de junio, Petro dijo en medio de un discurso que recibió información de un ”presidente vecino” que indicaba que el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, “está organizando un golpe de Estado contra mí”. Ese mismo día, el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, aseguró que Rubio era el encargado de dirigir el plan, sin mostrar pruebas.