Puerto Rico impuso el martes nuevas medidas para luchar contra una oleada de casos de COVID-19 que ha desbordado al personal médico del territorio estadounidense y que ha provocado una escasez temporal de kits de análisis.
Todos los negocios privados que atienden al público deberán cerrar desde la medianoche hasta las 5 de la mañana, no se venderán bebidas alcohólicas durante ese horario y las reuniones de más de 250 personas estarán prohibidas.
Las medidas permanecerán en vigor hasta el 18 de enero y fueron decididas mientras la isla de 3,3 millones de habitantes reporta una tasa de casos positivos de más del 30%, la más alta desde que comenzó la pandemia.
El gobierno ha reportado más de 201.000 casos confirmados y más de 3.300 muertes. Las autoridades señalan que un tercio de todos los casos reportados desde que comenzó la pandemia se han producido en el último mes, y que muchos están vinculados a un concierto al aire libre de dos días celebrado en diciembre. El número de casos diarios por cada 100.000 personas en Puerto Rico aumentó de tres a 225 en apenas tres semanas, según el especialista en estadistas Rafael Irizarry. Más de 500 personas han sido hospitalizadas.
Casi el 85% de las personas en Puerto Rico ha recibido la primera dosis y más del 70% ha recibido la segunda. Sin embargo, al menos el 40% no ha recibido vacuna de refuerzo.
El aumento de casos ha provocado una escasez temporal de pruebas diagnósticas en el hogar, y las personas publican en las redes sociales los lugares donde se han agotado o están disponibles todavía, mientras que algunos sitios de prueba del gobierno han cerrado anticipadamente después de agotarse los kits de prueba durante el día.
Mientras tanto, la Asociación de Hospitales de Puerto Rico exhortó a las personas que dejen de acudir a las salas de emergencias para solicitar pruebas porque la demanda era abrumadora y estaba impidiendo al personal atender las urgencias médicas.
Como resultado del repunte, el gobernador Pedro Pierluisi ordenó a todos los negocios que venden alimentos y bebidas que reduzcan su capacidad al 50% en interiores y al 75% en exteriores hasta el 16 de enero. También se ordenó a los empleados de restaurantes y los que trabajan en los sectores de salud y educación que reciban vacunas de refuerzo antes del 15 de enero, mientras que los clientes deberán mostrar un comprobante de vacunación o una prueba negativa antes de ingresar a cualquier negocio que venda alimentos o bebidas.