Este verano, el intenso calor y la elevada humedad están poniendo en riesgo a muchas personas, especialmente a aquellas que trabajan al aire libre. La exposición prolongada al sol puede provocar deshidratación, agotamiento por calor e incluso insolación, una condición que cada año causa más de 200 muertes en los Estados Unidos. Este dato subraya la importancia de no subestimar los efectos del calor extremo.
Los profesionales de la salud, como la Dra. Holly Fanjoy, médica de urgencias en el Centro Médico Northern Light Eastern Maine, advierten sobre los peligros adicionales para quienes toman ciertos medicamentos. Diuréticos, antidepresivos y otros fármacos pueden afectar la capacidad del cuerpo para sudar y regular su temperatura adecuadamente. La Dra. Fanjoy explica que “ese tipo de medicamentos pueden dificultar que los pacientes regulen su temperatura corporal dentro del cerebro, así como los mecanismos normales de sudoración”. Esto puede ser un problema significativo, especialmente para aquellos con presión arterial alta que dependen de diuréticos, ya que pueden deshidratarse más fácilmente.
Fanjoy destaca que las indicaciones sobre los riesgos de estos medicamentos no siempre son claras en las etiquetas de los frascos de recetas. “Muchas personas no se dan cuenta de que los medicamentos que están tomando pueden tener un impacto significativo en su capacidad para manejar el calor”, añadió. Por ello, es fundamental que los pacientes hablen con sus médicos para entender completamente los riesgos asociados con sus medicamentos en condiciones de calor extremo.
En general, los médicos aconsejan que la mayoría de los medicamentos se almacenen en lugares frescos y secos, y que se mantengan en su envase original para evitar cualquier deterioro que pueda afectar su eficacia.
Para aquellos que no pueden evitar trabajar bajo el sol abrasador, se recomiendan varias medidas preventivas. Usar ropa ligera y holgada, beber abundantes líquidos y aplicarse protector solar regularmente son prácticas esenciales. Además, es crucial estar atento a los signos de sobrecalentamiento, como mareos, debilidad, náuseas y sudoración excesiva. Si se presentan estos síntomas, se debe actuar rápidamente buscando sombra, hidratación y atención médica si es necesario.
La Dra. Fanjoy subraya que evitar el calor directo, especialmente durante las horas pico del día, es vital para quienes tienen un mayor riesgo debido a su medicación o condiciones de salud preexistentes. “Es fundamental tomar estas precauciones en serio para prevenir complicaciones graves como la insolación”, concluyó.
Este recordatorio es especialmente pertinente en un contexto de cambios climáticos y olas de calor más frecuentes e intensas. Mantenerse informado y preparado puede marcar la diferencia entre una temporada de verano segura y saludable y una emergencia médica.
La combinación de calor extremo y ciertos medicamentos puede ser peligrosa. Las personas deben estar conscientes de estos riesgos y tomar medidas proactivas para proteger su salud. Mantenerse hidratado, vestir ropa adecuada, usar protector solar y evitar el sol directo siempre que sea posible son acciones que pueden prevenir problemas graves. La salud y la seguridad deben ser la prioridad durante estos días calurosos.