Una reconocida psicóloga ha señalado que ciertos hábitos aparentemente comunes podrían ser indicativos de autismo no diagnosticado en adultos, arrojando luz sobre una condición que a menudo pasa desapercibida durante años.

La Dra. Kim Sage, psicóloga californiana de 56 años, compartió su experiencia personal al darse cuenta de que probablemente tenía autismo, una revelación que llegó años después de ejercer su práctica profesional.

Aunque el autismo se asocia típicamente con la infancia, las tasas de diagnóstico han aumentado significativamente entre los adultos jóvenes, dejando claro que muchos individuos viven sin saber que tienen la condición.

Investigaciones de la Universidad de Rutgers estiman que uno de cada cuatro adolescentes con autismo no es diagnosticado y permanece sin saberlo hasta la adultez, enfrentando desafíos sociales y emocionales que podrían haberse mitigado con un diagnóstico temprano.

Uno de los signos más comunes del autismo es la “estimulación”, que se manifiesta en movimientos o comportamientos repetitivos. Mientras que estos comportamientos suelen asociarse con actos más evidentes, como balancearse o golpearse, Sage subraya que también pueden ser mucho más sutiles.

Síntomas de autismo que pasan desapercibidos

Hábitos como girar el cabello, jugar con joyas o manipular objetos suaves son ejemplos de estimulación que a menudo pasan desapercibidos. En un video compartido en redes sociales, Sage destaca otros comportamientos como hacer sonidos bucales repetitivos, golpear las uñas o escuchar constantemente la misma canción.

Aunque estas acciones no son exclusivas del autismo, en personas autistas cumplen una función calmante y reguladora frente a la ansiedad o la sobreestimulación.

El Instituto Drake de Medicina Neurofísica en California también ha señalado que la estimulación puede ser una herramienta útil para manejar emociones intensas, aunque no siempre es evidente para quienes observan desde afuera.

Estas conductas pueden ser malinterpretadas como agresivas o inapropiadas, especialmente en niños y adolescentes, lo que genera un estigma innecesario y dificulta la integración social. Sin embargo, algunos comportamientos, como golpearse la cabeza o pellizcarse la piel, pueden causar daño físico y requieren intervención mediante terapias conductuales, cambios en el entorno y, en algunos casos, medicamentos.

Más allá de la estimulación, la Dra. Sage menciona que las personas autistas a menudo se enfrentan a desafíos significativos en la socialización. Describió cómo situaciones sociales pueden resultar agotadoras, con largas horas de recuperación necesarias después de interactuar en grandes grupos o ambientes desconocidos.

Estos individuos tienden a preferir la compañía de una sola persona o incluso la soledad, una característica que a menudo los lleva a ser etiquetados como “altamente sensibles” o “hipervigilantes”.

Además, investigaciones recientes han mostrado una correlación entre el autismo y ciertas enfermedades autoinmunes. Sage indica que los adultos autistas no diagnosticados podrían experimentar problemas de salud como alergias, trastornos del tejido conectivo, dolor crónico y molestias gastrointestinales. Estos hallazgos sugieren que una evaluación médica integral podría beneficiar significativamente a quienes sospechan tener autismo.

El autismo también enfrenta el desafío de ser diagnosticado erróneamente, a menudo confundiéndose con condiciones como el trastorno bipolar, la depresión o el trastorno obsesivo-compulsivo. En el pasado, el autismo estaba dividido en diagnósticos específicos como el síndrome de Asperger o el trastorno autista, pero la clasificación ha evolucionado hacia un término único: trastorno del espectro autista.

En cuanto al tratamiento, los enfoques para adultos incluyen psicoterapia, terapia cognitivo-conductual, entrenamiento en habilidades sociales y terapia ocupacional, adaptados a las necesidades particulares de cada persona. Estas intervenciones no solo mejoran la calidad de vida, sino que también reducen el estigma asociado al autismo en la adultez.