líder en el mercado de las bebidas gasificadas en EE.UU. y en el mundo, Coca-Cola, aceptó utilizar azúcar de caña en su producto estrella en el país, a petición del propio presidente Donald Trump.
Los detalles, aunque no han sido revelados por Coca-Cola, lo ofreció Trump este miércoles cuando publicó en sus redes: “He estado hablando con Coca-Cola sobre el uso de azúcar de caña REAL en la Coca-Cola en Estados Unidos, y han accedido”.
Trump se mostró complacido por la receptividad de su petición. “Quiero agradecer a todas las autoridades de Coca-Cola. Será una muy buena decisión por su parte. Ya verán. ¡Es simplemente mejor!”, agregó.
Se trata de un cambio que ya se aplica en otros países como México y Australia, donde se cambió el uso del jarabe de maíz de alta fructosa de la Coca-Cola. Sin embargo, la bebida predilecta de Trump, la Coca-Cola Light, no se verá afectada por el cambio, ya que se elabora con aspartamo como bebida sin calorías.
¿Qué dice Coca- Cola?
Sin ofrecer mayores detalles, Coca-Cola Co., con sede en Atlanta, emitió un comunicado en el que dejó claro que la compañía apreciaba el entusiasmo de Trump y prometió que pronto se compartirían más detalles sobre las nuevas ofertas de sus productos, cita AP.
Coca-Cola es una empresa que tiene una gran receptividad con las tendencias de consumo de sus fanáticos, al punto que ha lanzado producto en respuesta a los gustos que marcan el mercado, por lo que no es de extrañar que atienda esta solicitud por parte hecha por el presidente.
¿Cómo el uso de azúcar afecta a los productores de maíz?
Este anunció comenzó a tener reacciones, una de las primeras fue la del presidente y director ejecutivo de la Asociación de Refinadores de Maíz, John Bode, quien advirtió de la afectación y las pérdidas de empleo en el sector.
“El presidente Trump defiende los empleos en la industria manufacturera estadounidense, a los agricultores estadounidenses y la reducción del déficit comercial. Reemplazar el jarabe de maíz de alta fructosa por azúcar de caña costaría miles de empleos en la industria alimentaria estadounidense, reduciría los ingresos agrícolas y aumentaría la importación de azúcar extranjera, todo ello sin ningún beneficio nutricional”, advirtió.
Para Bode “reemplazar el jarabe de maíz de alta fructosa por azúcar de caña no tiene sentido”.