Su nombre es Tania Estudillo Hernández; tiene apenas 24 años, pero ya enfrenta acusaciones por el contrabando de personas y obtener ganancias de hasta $7 millones de dólares.

En un caso investigado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y la Policía de Arizona permitió la detención de Estudillo Hernández, quien lideraba el grupo que cobró y transportó a cientos de inmigrantes.

El dinero que se afirma que obtuvo fue por operaciones de apenas seis meses, pero no se ha precisado si operó antes y con lo cual pudo obtener mayores ganancias.

Ahora la mujer está detenida en el condado Maricopa, en Arizona, pero la agencia Efe afirma que la investigación continúa abierta, por lo que no se descartan más arrestos.

Fuentes cercanas a la investigación dijeron este miércoles a Efe que no descartan más arrestos.

Por ahora, Estudillo enfrenta múltiples cargos entre ellos, secuestro, lavado de dinero y contrabando de personas. No hay claridad si el caso es por “tráfico de humanos”, que sería un delito distinto.

Las autoridades detallaron que el grupo transportaba a entre 80 y 100 inmigrantes indocumentados mensualmente y operó por lo por lo menos por seis meses.

El arresto ocurrió el pasado viernes, cuando el Departamento de Policía de El Mirage, en Arizona, recibió una llamada de una mujer que denunció que un grupo de personas estaban retenidas en contra de su voluntad, incluyendo su esposo.

Al llegar a la dirección los oficiales vieron un vehículo salir de la propiedad, al detenerlo encontraron a un migrante indocumentado de origen guatemalteco que era transportado por Estudillo.

Mientras la mujer era detenida, otros dos sospechosos escaparon del lugar por lo menos con diez migrantes indocumentados, informó el departamento policiaco en un comunicado de prensa.

En la vivienda las autoridades encontraron varias armas de fuego, municiones y evidencia relacionada con el tráfico humano.

El caso está siendo investigado por varias agencias federales incluyendo la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE).

El Mirage, una comunidad dentro de la ciudad de Phoenix, está a menos de tres horas por carro de la frontera entre Estados Unidos y México.

 

Es una práctica común por parte de los traficantes de humanos establecer las llamadas “casas de seguridad” cerca de la frontera donde esconden a los migrantes hasta que sus familiares en Estados Unidos pagan las “cuotas” acordadas.