Las uñas largas están de moda, pero algo mucho menos glamoroso se esconde debajo de ellas: un gran cúmulo de hongos y bacterias.
“A más larga la uña, mayor superficie para que los microorganismos se adhieran”, explica a USA Today, Jeffrey Kaplan, biólogo de la American University, quien aclara que algunos estudios han encontrado hasta 28 hongos y 32 bacterias distintas debajo de las uñas.
Algunas potencialmente peligrosas como la staph de la que hay tipos como la llamada ‘MRSA’ que es resistente a los antibióticos.
Ya sean artificiales o naturales, con o sin esmalte, de acrílico o shellac, todos los tipos de uñas pueden albergar patógenos difíciles de remover con un simple lavado de manos.
Y basta con rascarse, llevarse un bocado con las manos a la boca, morderse las uñas o tocarse la nariz para que los microorganismos entren al organismo, o hasta pasen a otros mediante actividades tan simples como cocinar.
Uñas largas han estado asociadas a epidemias hospitalarias
En la década de los 90, epidemiólogos que investigaron una epidemia en el Hospital de Niños de Oklahoma City llegaron a la conclusión de que las uñas largas que llevaban varias enfermeras -y que estaban contaminadas con la bacteria pseudomonas aeruginosa– pudieron incidir en la muerte de 16 bebés, reportó en su momento el New York Times.
Un estudio publicado en la Revista Costarricense de Ciencias Médicas encontró en el reverso de las uñas de trabajadores de salud toda clase de microorganismos como varios tipos de staphylococcus y cepas de cándida.
Los Centros para el Control y prevención de Enfermedades recomiendan que los trabajadores de salud que atienden directamente a pacientes de alto riesgo, como aquellos en unidades de cuidados intensivos neonatales, no usen uñas artificiales, y que el largo de las uñas no exceda un cuarto de pulgada de largo.
Expertos de salud consideran que todas las personas deberían seguir esa misma recomendación.
¿Incide el tipo de esmalte o material de la uña?
Diversos estudios sobre la carga microbiana de las uñas de los trabajadores de la salud sugieren que hay más hongos y bacterias en las uñas artificiales, que en las uñas naturales (aunque esto no quiere decir que estas últimas estén exentas de riesgos).
Se ha visto que el esmalte astillado presenta un mayor riesgo en comparación con las uñas recién pintadas y sin astillas.
También hay evidencia que indica que el esmalte a base de gel puede estar asociado a un mayor número de patógenos que en estas condiciones son más difíciles de eliminar mediante el lavado de manos.
Cómo las mantener uñas libres de gérmenes
“La forma más fácil y segura de mantener las uñas sanas es mantenerlas cortas, suaves y limpias”, explica al Huffington Post, la dermatóloga Jessica Krant, quien recalca que todas las personas -no sólo los trabajadores médicos- deben seguir estas recomendaciones.
Excederse al cortarlas tampoco está recomendado porque si cortas toda la parte blanca “romperás la protección del dedo y te arriesgarás a sufrir infecciones de uña”.
Si de todas formas decides dejarte las uñas largas, sigue estos consejos:
Frota bien el reverso de las uñas con agua y jabón (o mejor aún con un cepillo de uñas) cada vez que te laves las manos (algo que debes hacer con mucha frecuencia).
Limpia bien con alcohol todas las herramientas de cuidado de uñas que vayas a usar. Si te harás la manicure en un salón de belleza, asegúrate de que todos los instrumentos estén debidamente esterilizados. Muchas personas optan por llevar los suyos en vez de usar los del establecimiento.
Evita cortar la cutícula, pues esta actúa como una barrera para prevenir las infecciones.
Nunca arranques, ni te remuevas con los dientes un pedazo uña partido. Siempre usa un cortaúñas.
Si tu esmalte de uñas se astilló, remuévelo cuanto antes pues esto favorece la acumulación de bacterias y hongos.
Cuidado con el esmalte de uñas que escojas: este y otros productos de uñas tienen riesgos asociados
Además del riesgo de contagiarse con hongos y bacterias que supone llevar las uñas largas, el uso de algunos productos de cuidado de uñas, como el esmalte, puede estar asociado a otros problemas salud, incluyendo cáncer.