Las varices son venas dilatadas y retorcidas que aparecen principalmente en las piernas debido a un mal funcionamiento de las válvulas venosas, encargadas de impulsar la sangre de regreso al corazón. Cuando estas válvulas se debilitan o dañan, la sangre se acumula en las venas, provocando que se hinchen y se vuelvan visibles bajo la piel.

Aunque muchas personas las consideran únicamente un problema estético, las varices son en realidad una condición médica que refleja dificultades en la circulación venosa.

Factores como la genética, el embarazo, la obesidad, el envejecimiento y permanecer de pie o sentado durante períodos prolongados aumentan significativamente el riesgo de desarrollarlas.

Varices dolorosas

El dolor en las piernas asociado a las varices puede manifestarse de diversas formas: desde una sensación de pesadez y cansancio hasta calambres nocturnos, ardor o picazón en las zonas afectadas. Si bien algunas molestias leves pueden ser manejables, existen señales de alarma que indican cuándo este dolor deja de ser un simple inconveniente para convertirse en un problema que requiere atención médica.

Por ejemplo, también se deben considerar señales de alerta como cambios en el color de la piel (tonos azulados o morados). Son indicios que reflejan problemas circulatorios que requieren atención médica para evitar complicaciones.

Reconocer síntomas a tiempo es fundamental para prevenir complicaciones más graves como úlceras venosas, tromboflebitis o sangrado, y para determinar si es necesario un tratamiento específico que vaya más allá de medidas preventivas básicas como el uso de medias de compresión o cambios en el estilo de vida.

Técnicas de autodiagnóstico

Para identificar las varices en etapas tempranas usando técnicas de autodiagnóstico se pueden seguir varios métodos principalmente basados en la observación y palpación personal, además de pruebas caseras sencillas que ayudan a detectar signos iniciales:

  • Observar visualmente las piernas, preferiblemente de pie, para identificar la presencia de pequeñas venas dilatadas o arañas vasculares (telangiectasias) y venas reticulares, que son indicativas de problemas venosos tempranos. Estas venas pueden aparecer como redes visibles o venas finas de color azul o morado justo debajo de la piel.
  • Estar atento a síntomas subjetivos como sensación de pesadez, cansancio, hinchazón leve en tobillos especialmente al final del día, calambres nocturnos y hormigueo en las piernas. Estos signos pueden anticipar la aparición de varices visibles.
  • Palpar las piernas para detectar zonas de tensión o dolor, lo cual puede indicar insuficiencia venosa.
  • Realizar movimientos simples, como la elevación de piernas o caminar, para notar si alivian o empeoran los síntomas.

Aunque el diagnóstico clínico más certero requiere evaluación médica con técnicas como la eco-Doppler, que visualiza el flujo venoso, estas técnicas de observación, palpación y reconocimiento de síntomas en casa pueden permitir una detección inicial y motivar la consulta médica temprana.

Examinar historial familiar

Para prevenir la aparición de varices en personas con historial familiar es fundamental adoptar medidas enfocadas en mejorar la circulación y reducir la presión en las venas, ya que la genética juega un rol importante, pero no es determinante total. Algunas recomendaciones clave son:

  • Mantener un peso adecuado para disminuir la presión sobre las venas.
  • Realizar ejercicio regularmente, con actividades como caminar, nadar o andar en bicicleta, para mejorar el flujo sanguíneo.
  • Elevar las piernas al descansar para facilitar el retorno venoso.
  • Evitar estar mucho tiempo de pie o sentado sin moverse, haciendo pausas para caminar o cambiar de postura.
  • Usar ropa cómoda y evitar prendas muy ajustadas que limiten la circulación.
  • Reducir el consumo de sal para evitar la retención de líquidos y la hinchazón.
  • En algunos casos, utilizar medias de compresión puede ayudar a mejorar la circulación y prevenir la formación de varices.

Aunque tener familiares con varices aumenta el riesgo (por ejemplo, un 50% si uno de los padres las tiene), con estas medidas preventivas se puede retrasar o reducir considerablemente su aparición. Consultar con un especialista es recomendable para un seguimiento personalizado y atención temprana en caso de síntomas iniciales.

Tratamientos más efectivos para varices severas

Los tratamientos más efectivos para las varices severas en 2025 incluyen técnicas mínimamente invasivas como la ablación endovenosa con láser (EVLA), la ablación por radiofrecuencia (RFA), la escleroterapia, y el uso de adhesivos médicos como VenaSeal. Estos métodos cierran o eliminan las venas varicosas, redirigiendo el flujo sanguíneo hacia venas sanas. Para casos muy severos o extensos, algunas cirugías específicas pueden ser necesarias, aunque cada vez se tiende más a evitar la cirugía invasiva tradicional.

Tratamientos principales

  • Ablación endovenosa con láser (EVLA): Procedimiento mínimamente invasivo que utiliza energía láser para cerrar las venas dañadas, con rápida recuperación y alta efectividad.
  • Ablación por radiofrecuencia (RFA): Similar a EVLA, usa ondas de radio para calentar y sellar las venas varicosas, minimizando el dolor y acelerando la recuperación.
  • Escleroterapia con espuma o solución química: Inyección de una sustancia que cierra la vena afectada, especialmente útil para venas pequeñas y medianas.
  • VenaSeal: Técnica innovadora que aplica un adhesivo médico para cerrar las venas varicosas sin necesidad de compresión posterior ni anestesia local en algunos casos.
  • Microcirugía venosa: En casos de varices muy grandes o extensas, puede ser necesaria la extracción quirúrgica de las venas afectadas, aunque es menos común dado el avance de técnicas menos invasivas.

Se desaconsejan tratamientos obsoletos o no avalados como ligaduras venosas invasivas clásicas, terapias caseras sin base científica, o cremas tópicas sin evidencia clínica. Es importante acudir a especialistas certificados en clínicas de diagnóstico y tratamiento vascular para elegir el mejor tratamiento según cada caso. Estas técnicas cuentan con un respaldo clínico sólido y presentan alta eficacia y menor riesgo en el manejo de varices severas en comparación con tratamientos antiguos.