La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, se reunirá este jueves con Xiomara Castro, quien se convertirá en la primera mujer en liderar Honduras.

La llegada de Castro a la presidencia abre una oportunidad para que Harris, encargada por el presidente Joe Biden de tomar las riendas de la situación migratoria en la frontera sur, afiance sus relaciones con un aliado clave en la región, después de un año donde su gestión del tema migratorio y la relación con Centroamérica recibiera críticas desde dentro y fuera de su partido.

También puede marcar una nueva etapa para las relaciones entre ambos países, distanciados desde que Biden entró a la presidencia, evitando contactos públicos con el gobierno saliente del presidente Juan Orlando Hernández, aseguran expertos.

La visita de Harris a Honduras confirma que Tegucigalpa y la nueva administración de Castro se han posicionado como un punto clave para EE. UU. en el llamado Triángulo Norte, una región donde han ocurrido escándalos de corrupción o autoritarismo, sobre todo en El Salvador y Guatemala, afirman analistas consultados.

Honduras está en una posición que EE. UU. «va a tratar de explorar para poder tener una incidencia un poco más directa y con efectos más visibles en la región”, dijo el analista político hondureño Rafael Jérez.

La Casa Blanca ha expresado que ve con buenos ojos los objetivos trazados por Castro —en especial la lucha contra la corrupción— y que se alinean con la visión que EE. UU. quiere implementar en su política exterior hacia la región.

La visita a Honduras será la segunda de Harris a una de las regiones donde se origina más migración hacia EE. UU.

Su primera visita a la región generó controversia por un discurso en donde dijo a las personas que desean emigrar a EE. UU., que no lo hagan. “Si vienen a la frontera, se les devolverá”, dijo en Ciudad de Guatemala, lo cual provocó críticas por parte del ala progresista de su partido.