México camina hacia una presidencia con una mujer al frente.
La decisión del partido gobernante Morena, anunciada el miércoles por la noche, de apostar por la exalcaldesa de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, como reemplazo de Andrés Manuel López Obrador culmina una semana política clave que encumbró también a la senadora Xóchitl Gálvez como candidata de la alianza opositora.
Sheinbaum, una científica de 61 año s, y Gálvez, una ingeniera de 60, representan dos modelos distintos de gobernar México, pero ambas han insistido en que el país está preparado para ser dirigido por una mujer. Sin embargo, no será un camino fácil.
Gloria Alcocer Olmos, directora de la revista especializada en temas electorales “Voz y voto”, ofreció una explicación: México es un país con un fuerte “voto machista”, que no es exclusivo de los hombres.
Y puso dos ejemplos basados en datos. En las últimas elecciones del Estado de México, la región más poblada del país y que votó el pasado mes de junio, también se enfrentaron dos mujeres —por Morena y por la coalición opositora— “y la participación fue la más baja de la historia”.
De momento no hay hombres designados para la contienda, pero puede haberlos. El opositor Movimiento Ciudadano —que gobierna dos estados de gran peso económico como Jalisco y Nuevo León— todavía no tiene claro qué hacer, si apoyar a Gálvez, como piden algunos de sus miembros, o buscar a alguien más. Alcocer Olmos sugirió que su apuesta puede ser presentar a un hombre “y que ese voto machista haga contrapeso en ese candidato”.
Tampoco está claro qué papel jugará el excanciller Marcelo Ebrard, unos de los cinco hombres que intentaron sin éxito arrebatar la candidatura de Sheinbaum y el único que rompió el mismo miércoles la unidad oficialista al denunciar irregularidades en el proceso interno.