Andrés Manuel López Obrador celebró el lunes su último Día de la Independencia como presidente de México con la reforma judicial y los militares como protagonistas, dos de los principales legados de su administración.

Antes del acto protocolario que dio inicio a las celebraciones cerca de la medianoche del domingo, promulgó su reforma constitucional más polémica: la que restructura el poder judicial para que todos los jueces sean elegidos por voto popular.

Y en el tradicional desfile militar del lunes rindió honores a la Guardia Nacional, el cuerpo estrella de su administración que no ha logrado pacificar un país donde los cárteles siguen controlando muchos territorios y los homicidios se han mantenido en niveles preocupantes, en torno a los 30.000 al año.

De hecho, varias ciudades de los estados de Sinaloa (noroeste), Guanajuato (en el centro) y Nuevo León (en el norte) cancelaron las celebraciones por la violencia.

A diferencia de otras conmemoraciones o eventos con discurso presidencial, el lunes López Obrador dejó que hablaran por él los jefes del Ejército y la Marina, que enumeraron los logros de las numerosas nuevas tareas que les encomendó el mandatario durante su administración, que termina el 30 de septiembre.