Un nuevo informe, publicado justo antes del Día Mundial de la Salud Mental, revela que un tercio de los problemas de salud mental surgen antes de los 14 años y la mitad antes de los 18. El informe resalta la necesidad urgente de mejorar los servicios de salud mental para niños y adolescentes, destacando la intervención temprana como clave para que los jóvenes alcancen su máximo potencial.
Sin embargo, el acceso a estos servicios sigue siendo limitado debido a barreras como la baja disponibilidad de atención, altos costos y el estigma social. Estas dificultades son especialmente agudas en los países de ingresos bajos y medios, donde la financiación pública y los recursos humanos para la salud mental infantil son especialmente escasos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, principales impulsores del informe, destacan la importancia de intervenciones basadas en evidencia y adaptadas a la edad, pero lamentan que el apoyo sea aún insuficiente.
Dévora Kestel, Directora de Salud Mental, Salud Cerebral y Uso de Sustancias de la OMS, subraya la necesidad de que estas intervenciones sean asequibles y accesibles para todos los jóvenes, independientemente de su situación económica o geográfica.
A pesar de los avances en algunas regiones, la realidad es que la mayoría de los niños y adolescentes que muestran signos de problemas de salud mental no reciben atención adecuada.
Falta de atención a la salud mental
El estigma sigue siendo una de las principales barreras para que los jóvenes busquen ayuda. El temor a ser discriminados, tanto en sus entornos familiares como educativos, genera que muchos opten por el silencio, agravando la situación.
Esta falta de atención oportuna no solo afecta su bienestar inmediato, sino que también repercute en su desarrollo a largo plazo, afectando su rendimiento académico, sus relaciones interpersonales y sus oportunidades laborales futuras. El informe llama a una acción concertada para cambiar este panorama.
El documento también hace un llamado a la integración de los sistemas de salud, educación y protección social, destacando que no se puede abordar la salud mental infantil de forma aislada. Según Fouzia Shafique, directora Asociada de Salud de UNICEF, es fundamental construir una red integral de apoyo comunitario que involucre a familias, escuelas y servicios de salud.
Esto permitirá un abordaje más holístico de los problemas de salud mental, brindando una continuidad en el apoyo y reduciendo el riesgo de institucionalización de niños y adolescentes.
La institucionalización de niños con problemas de salud mental sigue siendo una práctica común en muchas partes del mundo, a pesar de las evidencias que muestran sus consecuencias negativas. El informe denuncia que millones de niños con trastornos mentales están siendo institucionalizados en lugar de recibir apoyo en sus comunidades.
Esta práctica, además de violar sus derechos humanos, a menudo genera resultados sociales y de salud deficientes. UNICEF y la OMS abogan por un cambio progresivo hacia modelos comunitarios de atención que permitan a los niños permanecer en sus entornos familiares, favoreciendo su desarrollo personal, educativo y social.
El informe subraya la necesidad de aumentar la financiación destinada a la salud mental infantil, especialmente en los países de ingresos bajos y medios,donde los recursos son más limitados. El apoyo financiero permitiría no solo la creación de más servicios, sino también la capacitación de profesionales especializados en salud mental infantil. En este sentido, se proponen ejemplos exitosos de diferentes países que han logrado avances significativos mediante enfoques adaptados a sus contextos específicos.