Ir al médico, llevar el control del tratamiento, cubrir necesidades particulares… la larga lista de tareas, así como la gran cantidad de tiempo y energía que implica cuidar de ser un querido enfermo, dependiente o con alguna discapacidad, puede resultar abrumadora si no se cuenta con ayuda.

A menudo, es una sola persona la que debe ocuparse de la mayoría de las responsabilidades (o de todas). Entonces, asume una carga excesiva que va desgastando su salud, hasta que finalmente deriva en un cuadro de agotamiento físico, mental y emocional conocido como el síndrome del cuidador quemado  o burnout del cuidador.

La Oficina para la Salud de la Mujer del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, advierte que las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar síntomas de ansiedad y depresión.

Sacrificio y desgaste progresivo  

La doctora  Suzanne Koven, médica de atención primaria en el Hospital General de Massachusetts y escritora, destaca cómo la propia salud del cuidador es a menudo sacrificada.

“He visto de primera mano cómo el cuidado de un ser querido puede consumir a una persona. Los cuidadores a menudo descuidan su propia salud, se saltan citas médicas, no duermen lo suficiente y experimentan un estrés inmenso. El agotamiento del cuidador es real y puede manifestarse con síntomas físicos como dolores de cabeza, problemas digestivos e insomnio, además de síntomas emocionales como la irritabilidad y la depresión“, subraya la especialista, citada por Harvard Health Publishing

El síndrome del cuidador quemado deteriora la salud física y mental de quienes relegan sus propias necesidades para atender las de sus familiares o seres queridos.

Los síntomas físicos incluyen:

  • Fatiga crónica.
  •  Trastornos del sueño (insomnio o somnolencia excesiva).
  •  Dolores musculares. 
  • Dolores de cabeza.
  •  Problemas digestivos. 

En el aspecto psicológico, el agotamiento por cuidar a otros provoca:

  • Depresión.
  • Ansiedad.
  •  irritabilidad. 
  • Sentimientos de culpa.
  • Apatía y pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban.

Mayo Clinic apunta que la frustración, la tristeza y la soledad, son emociones habituales en cuidadores agotados.

Por su parte, la  Johns Hopkins Medicine, resalta que cuando el síndrome del cuidador alcanza un punto crítico, puede causar  problemas de baja autoestima. Esto está asociado a la falta de cuidado propio, el descuido de la socialización y otros factores.

Gail Saltz, psiquiatra y profesora asociada clínica de psiquiatría en el Hospital Presbiteriano de Nueva York,¡ reflexiona en un artículo publicado en 2020 los sentimientos de culpa y aislamiento que experimentan los cuidadores:

El agotamiento del cuidador es una forma de depresión y ansiedad que surge del estrés crónico. Los cuidadores a menudo sienten culpa si se toman un tiempo para sí mismos o si sienten resentimiento hacia la persona a la que cuidan. Estos sentimientos son normales, pero si no se abordan, pueden llevar a una tristeza profunda, desesperanza y una sensación de aislamiento,” afirmó.

Un problema de toda la familia 

Las consecuencias del burnout del cuidador se extienden  más allá del individuo que cuida, afectando a toda la dinámica familiar:

  • Deterioro de las relaciones familiares: el estrés y la irritabilidad del cuidador pueden generar tensiones y conflictos con otros miembros de la familia.
  • Descuido de la persona dependiente: un cuidador agotado puede tener dificultades para proporcionar atención de calidad, lo que puede repercutir negativamente en el bienestar de la persona dependiente. La sobrecarga del cuidador se ha relacionado con la claudicación o el abandono del cuidado.
  • Carencias económicas: el cuidado a largo plazo puede ser costoso, y a menudo, los cuidadores deben reducir sus horas de trabajo o incluso abandonar sus empleos, lo que genera problemas financieros para la familia.
  • Aislamiento familiar: la dedicación exclusiva al cuidado puede llevar al aislamiento no solo del cuidador, sino también de la familia en general. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España destaca que “el cuidado familiar también tiene consecuencias en la salud física de los cuidadores. Se ha comprobado que los cuidadores tienen tasas de morbilidad mayores que el resto de la población.

Cuidarse para cuidar 

La prevención del síndrome del cuidador quemado se centra en la autoconciencia, el autocuidado, la búsqueda de apoyo y la gestión eficaz de las responsabilidades.

La Mayo Clinic sugiere algunas estrategias para evitar el agotamiento al brindar cuidados.

  • Reconocer las señales de alerta temprana: es crucial que los cuidadores estén atentos a los primeros indicios de sobrecarga.
  • Establecer límites y delegar responsabilidades: es fundamental aprender a decir “no” y a delegar tareas. La Oficina para la Salud de la Mujer del Departamento de Salud y Servicios Humanos aconseja: “Pide ayuda a tus familiares o amigos. Muchas veces, las personas quieren ayudar, pero no saben cómo. Intenta ser específico sobre las formas en que pueden ayudarte.
  • Priorizar el autocuidado: el autocuidado no es un lujo, sino una necesidad. el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA), subraya: “Es importante hallar tiempo para sí mismo. Puede que tenga que programar un tiempo para el cuidado personal en su calendario para asegurarse de que ocurra.”
  • Buscar apoyo emocional y social: conectarse con otros cuidadores en grupos de apoyo puede ser increíblemente útil. La Mayo Clinic sugiere: Únete a algún  grupo de apoyo para cuidadores: ”Estos grupos te proporcionan un lugar donde puedes compartir tus sentimientos, experiencias e ideas. También puedes encontrar apoyo en línea.”
  • Buscar ayuda profesional: si el estrés se vuelve abrumador o si aparecen síntomas de depresión o ansiedad, buscar la ayuda de un terapeuta o consejero es fundamental.
  • Explorar opciones de cuidado de relevo (respite care): el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (National Institute on Aging) explica que “el cuidado de relevo ofrece a los cuidadores una manera de tomarse un descanso de sus tareas de cuidado. Un familiar o amigo, o incluso un profesional capacitado, asume temporalmente las responsabilidades del cuidado.”

Implementar intervenciones basadas en evidencia: como señala la doctora Laura Gitlin, decana de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Drexel y experta en el desarrollo de intervenciones para cuidadores:”Las intervenciones efectivas para los cuidadores no se tratan solo de reducir el estrés, sino de equipar a los cuidadores con habilidades prácticas para manejar comportamientos desafiantes, reorganizar las tareas diarias y acceder a recursos. Empoderar a los cuidadores con estrategias específicas y apoyo social mejora significativamente su bienestar y su capacidad para continuar brindando cuidado.”