Los niños latinos han estado más expuestos al envenenamiento por plomo durante la pandemia de COVID-19 al pasar más tiempo en sus hogares en Rhode Island, donde por primera vez los casos en general aumentaron 22% (de 388 a 472) el año pasado, según datos del Departamento de Salud estatal.
Los expertos consideran que el alcance del envenenamiento probablemente sea mucho mayor porque ocurrió cuando se hicieron pruebas a 17% menos niños, destaca este el periódico The Boston Globe.
El problema fue más pronunciado en 4 ciudades donde 61% de las viviendas se construyeron antes de 1940, aproximadamente el doble que la tasa estatal, y donde viven 74% de los niños de color del estado.
Esas 4 ciudades (Central Falls, Pawtucket, Providence y Woonsocket) representaron el 69% de los de los casos registrados de niveles elevados de plomo.
Los niños en esas ciudades tienen un mayor riesgo de exposición al plomo y las consecuencias adversas para la salud asociadas con ello, dijo al Boston Globe Michelle Almeida, especialista de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y evaluadora del Departamento de Salud del estado.
“El envenenamiento por plomo es una cuestión de injusticia ambiental, con un efecto desproporcionado en familias de bajos ingresos y personas de color “, afirmó por su parte al diario Laura Brion, directora ejecutiva del Childhood Lead Action Project.
El 60% de las viviendas de Central Falls se construyeron entre 1900 y 1919, y más del 95% son de antes de 1978, cuando se prohibió el plomo en la pintura de las casas, de acuerdo con el diario.
El envenenamiento por plomo es algo que la mexicana Guadalupe Martínez, que llegó hace 14 años a Central Falls, conoce bien. 3 de sus 4 hijos han dado resultado positivo a las pruebas:Edwin, de 12 años; Dylan, de 5; y Scarlett, de 3, quienes tienen niveles elevados del metal en la sangre.
De acuerdo con Martínez, Edwin ha tenido problemas en la escuela despues de que le diagnosticaran una discapacidad de aprendizaje y un trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Dylan es hiperactivo y compulsivo, y aunque Scarlett puede quedarse quieta y jugar con normalidad, “lo averiguaremos en su tiempo”, indicó la mexicana al diario.
El daño causado por este envenenamiento es permanente y Martínez dijo estar preocupada por sus hijos. Se pregunta, por ejemplo, si Edwin necesitará ayuda cuando sea adulto.
Ningún nivel de plomo en la sangre se considera seguro en los niños, e incluso los niveles bajos pueden afectar el coeficiente intelectual, la capacidad para prestar atención y el rendimiento académico. La exposición muy alta al plomo puede causar la muerte, según los CDC.
Beata Nelken, pediatra en Central Falls, aseguró que las estadísticas estatales subestiman enormemente el alcance del envenenamiento en esa comunidad.
Resaltó que muchos menos niños acudieron a exámenes físicos durante la pandemia, y en Central Falls, las familias indocumentadas y sin seguro a menudo se muestran reacias a someterse a pruebas o quejarse con los propietarios sobre la pintura con plomo.
Los niños pueden intoxicarse con plomo al ingerir o respirar el polvo de la pintura con plomo, ingerir astillas de plomo de las ventanas, beber agua del grifo que tiene plomo de tuberías viejas, e incluso se ha encontrado plomo en alimentos para bebés.