El presidente estadounidense Joe Biden tiene al menos una cosa en común con miles de padres y abuelos: contrajo un resfriado de su nieto pequeño.
Biden ha tenido una voz inusualmente rasposa y una tos ocasional toda la semana, causando preguntas de la prensa sobre su salud el viernes. El presidente les aseguró a los reporteros que se somete constantemente a pruebas de COVID-19 y es negativo, y que ha estado lidiando con problemas en la garganta por una razón mucho menos preocupante.
“Lo que tengo es un nieto de año y medio que tiene un resfriado y a quien le gusta besar a su abuelo”, dijo. “Es solamente un resfriado”.
Biden se pasó el fin de semana de Acción de Gracias con su familia en Nantucket y, el lunes, su nieto Beau —que lleva el nombre del hijo difunto del presidente— estaba en la Casa Blanca ayudando a su abuela a recibir el árbol de Navidad.
El doctor Kevin O’Connor, médico de cabecera de Biden desde el 2009, dijo en una nota el viernes que Biden está “experimentando un poco de congestión nasal esta semana”.
“Puede oírse en su voz”, agregó O’Connor.
Escribió que Biden se sometió a pruebas de 19 “patógenos respiratorios comunes”, incluyendo la influenza, el COVID-19 y estreptococo, y que todos dieron negativo. El presidente está tomando medicamentos comunes sin prescripción para tratar los síntomas.
Biden pasó su examen médico de rutina el mes pasado en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, donde su médico emitió un reporte que le declaró un “hombre de 78 años vigoroso, saludable, apto para ejecutar sus deberes de la presidencia exitosamente”.
O’Connor examinó a Biden por carraspeo durante declaraciones públicas y por cambios de postura al caminar. Reportó que la tos de Biden era resultado de reflujo gastrointestinal y que la postura reflejaba un nuevo diagnóstico de “neuropatía periférica moderada”, artritis espinal y compensación por la fractura de un pie hace un año.