Tras el escándalo desatado por un grupo de chilenos que quemó pertenencias de inmigrantes que habían ingresado al país por pasos no habilitados, el gobierno anunció el miércoles el reforzamiento de las medidas de control fronterizo y la instalación de carpas para la estadía temporal de niños y sus familias.

El ministro del Interior, Rodrigo Delgado, la ministra de Desarrollo Social, Karla Rubilar, y la subsecretaria de Salud, Paula Daza, afirmaron en una rueda de prensa que las medidas buscan hacer menos duras las condiciones de miles de inmigrantes que este año ingresaron a Chile por el norte y que deambulan por las calles, plazas y playas de Colchane, Huara e Iquique, entre 1.800 y 2.000 kilómetros al norte de Santiago.

La crisis de los migrantes en Chile golpeó a la opinión pública nacional e internacional luego de que el sábado grupos de chilenos que participaron en una marcha contra el ingreso irregular de extranjeros quemaron las carpas, ropa, colchones y otras pertenencias de ciudadanos venezolanos que vivían un sector de Iquique. Un día antes la policía había desalojado a unos centenares de familias que acampaban desde hace meses en una de las plazas principales de la ciudad.

El hecho despertó un generalizado repudio, especialmente de organizaciones humanitarias, y redobló las críticas a las autoridades de las localidades del norte, virtualmente invadidas por inmigrantes, que piden al gobierno levantar albergues.

“Hoy tenemos una crisis de ingreso clandestino, fundamentalmente por la macrozona norte (Colchane, Huara, Iquique)”, dijo Delgado, que anunció un reforzamiento de la frontera con policías y militares para frenar el ingreso de inmigrantes.

Delgado dijo que en lo que va del año han entrado por pasos irregulares del norte unas 25.000 personas, principalmente venezolanas, aunque han disminuido en los últimos 15 días. La cifra incluye a un par de miles de niños. La noche del martes unas 60 personas fueron trasladadas por la policía a un refugio temporal, donde recibieron comida y abrigo.

Rubilar precisó que en los próximos días “van a haber algunos resguardos temporales” idealmente por 24 horas –como domos y carpas de alta montaña– para acoger a menores y sus familias, que luego serán llevados por 15 días a un refugio temporal en una iglesia de Iquique, que serán “centros de tránsito” hacia otras zonas del país. El párroco Juan Pablo Álvarez dijo a la televisión estatal que el albergue funcionará sólo de día.

Para enfrentar la crisis sanitaria que implica centenares y miles de personas deambulando por las calles, Daza dijo que se instalará un Centro de Estadía Sanitarias, para otorgar atención de salud, testear y vacunar. Los contagiados serán llevados a residencias sanitarias.

Rubilar precisó que en la adopción de las nuevas medidas participarán organizaciones locales y extranjeras y el Fondo de las Naciones Unidas para Infancia (UNICEF).

Los migrantes que traspasan la frontera, especialmente la de Chile con Bolivia, llegan al poblado de Colchane donde acuden a una estación policial para autodenunciarse y ser trasladados a residencias sanitarias de Iquique, unos 250 kilómetros al sur, que no siempre tienen cupos. Ahí guardan una cuarentena bajo techo y con comida. Posteriormente, los extranjeros que pueden pagan un pasaje en autobús y viajan hacia Santiago o a otras ciudades del sur para buscar trabajo, generalmente informal, o buscan a familias que llegaron antes.

En Chile, según cifras oficiales, hay casi 1,5 millones de migrantes. La mayoría de los que han llegado durante 2021 son familias venezolanas, seguidos de bolivianos, y en menor medida colombianos.