La ingesta diaria de bebidas carbonatadas azucaradas durante el embarazo se asoció con un aumento de los síntomas de trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) entre los hijos a los ocho años de edad, según una investigación publicada recientemente en el European Journal of Nutrition.
Investigadores noruegos, suecos y holandeses examinaron una gran cohorte basada en la población noruega. La población de estudio estuvo compuesta por 39,870 madres e hijos.
Si bien los resultados del estudio encontraron una relación positiva débil entre la ingesta diaria materna de bebidas carbonatadas azucaradas y los síntomas de TDAH de la descendencia, se justifica una mayor investigación de los agentes causales.
Las asociaciones fueron de entre un 15 y un 21 por ciento de aumento en el riesgo relativo de que los hijos tuvieran seis o más síntomas de TDAH. Los expertos señalan que una pequeña reducción del riesgo puede ser importante para los síntomas del TDAH en los niños a nivel de la población.
El Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH) explica que una persona que tiene el trastorno de déficit de atención con hiperactividad tiene dificultad para prestar atención y controlar sus comportamientos impulsivos. También puede ser inquieta y estar en movimiento constante.
Los síntomas del trastorno de déficit de atención con hiperactividad comienzan en la infancia, pero pueden continuar en la adolescencia y la edad adulta.
Las personas con TDAH muestran un patrón persistente de tres diferentes tipos de síntomas:
Dificultad para prestar atención (falta de atención)
Actividad o inquietud excesiva (hiperactividad)
Actuar sin pensar (impulsividad)
El estudio recién presentado de asociación del consumo de bebidas carbonatadas azucaradas durante el embarazo y los síntomas del TDAH en la descendencia es un estudio de observación y no se pueden sacar conclusiones sobre la causalidad con certeza.
Según los NIMH, la investigación actual sugiere que el TDAH puede ser causado por la interacción entre los genes y el medio ambiente o factores no genéticos.
Hay una serie de factores que pueden contribuir al TDAH, incluyendo: genes, consumo de tabaco, alcohol o drogas durante el embarazo, exposición a tóxicos ambientales, bajo peso al nacer y lesiones cerebrales.