Estados Unidos vivió el sábado otra jornada de multitudinarias manifestaciones a lo largo y ancho de su territorio contra la decisión de ayer del Tribunal Supremo, que revocó la protección legal al aborto y ha dejado al país en estado de shock.

Cientos de manifestantes se concentraron este sábado por segundo día consecutivo ante el edificio del Tribunal Supremo en Washington para exigir el aborto libre en todo el territorio estadounidense, y concentraciones similares tuvieron lugar en otras grandes ciudades como Nueva York, Chicago, Seattle, Atlanta y Los Ángeles.

Convocados por la asociación «Rise Up 4 Abortion Rights» (Levántate por los derechos al aborto) y otras organizaciones, los manifestantes de Washington, en su mayoría mujeres y jóvenes, coincidieron ante la sede del Supremo con otro grupo que se encontraba allí precisamente para celebrar la decisión de la Corte.

Con la salvedad de algunas discusiones puntuales e intercambio de cánticos, ambos grupos convivieron en paz y sin incidentes, como ya ocurrió en la jornada del viernes.

«No lo vamos a permitir. Que se preparen porque no lo vamos a permitir», fueron las escuetas palabras con que Ashley Thomas, una de las manifestantes, resumió en declaraciones a Efe el camino a seguir tras el fallo del Supremo.

Thomas, residente en el cercano barrio de Dupont Circle de Washington, acudió a la protesta acompañada de dos de sus compañeras de piso, y portando un cartel en el que podía leerse «La maternidad forzosa es la esclavitud femenina».

Bajo un sol de justicia y un intenso calor, los manifestantes repitieron al unísono cánticos como «El aborto es salud» y «Esta decisión no se puede mantener, aborto legal en todo el país», mientras que los contrarios al aborto les contestaron con «pro-vida es pro-mujer».

Se espera que las protestas sigan cuando anochezca y a lo largo del fin de semana y que sean por lo general pacíficas igual que las del viernes, en las que sólo hubo que lamentar algunos incidentes aislados como en el caso de Phoenix (Arizona), donde la Policía dispersó a los manifestantes con gas lacrimógeno.

Por su parte, el presidente de EE.UU., Joe Biden, reiteró este sábado su rechazo a la decisión del Supremo y aseguró que el alto tribunal ha tomado decisiones «terribles».

Al ser preguntado por un periodista si consideraba que el Supremo de EE.UU. está «roto», Biden respondió: «Creo que la Corte Suprema ha tomado unas decisiones terribles».

El presidente aseguró que él y su esposa, Jill, saben lo «dolorosa y devastadora» que es esta decisión para muchos estadounidenses y recordó que a partir de ahora el derecho al aborto dependerá de cada estado, por lo que se comprometió a garantizar su supervisión y a que estos cumplan con sus propias leyes.

Horas más tarde, desde el avión presidencial Air Force One que llevó al mandatario a Europa para asistir a las cumbres del G7 y de la OTAN, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, tuvo que matizar que Biden respeta al Tribunal Supremo del país y no cuestiona su legitimidad, pese a las declaraciones de la mañana.

«Lo que cree es que esta decisión en particular que se tomó ayer es extremista y está fuera de lugar, y esto es algo que seguirá diciendo. Pero, obviamente, ve la Corte como legítima y la respeta», dijo Jean-Pierre.

El fallo del Supremo fue aprobado con el apoyo de seis de los nueves jueces de la máxima instancia judicial estadounidense y mantiene una ley del estado de Misisipi que restringe el aborto a partir de las 15 semanas de gestación.

No obstante, la mayoría conservadora del Supremo decidió ir más lejos y revocar los precedentes sentados en el pasado por el propio tribunal que amparaban ese derecho.

La decisión no supuso una sorpresa porque el borrador del fallo se filtró en mayo pasado a los medios de comunicación.

Con el fallo,  los estados que así lo decidan podrán prohibir totalmente el aborto.