El 98% de la fuerza activa del Ejército de EEUU ha recibido al menos una dosis de la vacuna obligatoria contra COVID-19 al cumplirse el plazo para ponerse la inyección, informaron funcionarios del servicio el jueves, pero agregaron que más de 3.800 soldados se rehusaron rotundamente y podrían a empezar a ser dados de baja el mes entrante.

Sin embargo, el servicio más grande de las fuerzas militares de Estados Unidos reportó el número más bajo de miembros que solicitaron una exención por creencias religiosas —un poco más de 1.700 soldados— en comparación con las otras tres fuerzas más pequeñas. En comparación, hubo más de 4.700 elementos en la Fuerza Aérea, 3.000 en el Cuerpo de Infantería de Marina y 2.700 en la Marina de Guerra que están pidiendo una exención religiosa, de acuerdo con datos dados a conocer por el servicio en la última semana. Ninguna ha sido aprobada aún.

El Pentágono anunció este año que la vacuna contra COVID-19 era obligatoria para todos los integrantes de las fuerzas armadas, incluyendo la Guardia Nacional y Reservas. El secretario de Defensa Lloyd Austin ha indicado reiteradamente que vacunarse es crucial para mantener una fuerza sana y lista para defender la nación. El Pentágono también sopesa el hacer obligatorio recibir un refuerzo de la vacuna para los miembros de las fuerzas armadas.

El Ejército, que cuenta con más de 478.000 soldados activos en tareas, tuvo el último plazo de vacunación entre las fuerzas militares para sus tropas activas, el miércoles. Y registró la segunda tasa más alta de quienes han recibido al menos una dosis, 97,9%. La Marina encabeza ese rubro con más de 98%, al tiempo que la Fuerza Aérea se encuentra al 97,5% y la Infantería de Marina está al 95%.

Los procedimientos para empezar a dar de baja a quienes se negaron a vacunarse están programados para dar inicio en enero, lo que otorga a los soldados un poco más de tiempo para cambiar de parecer antes de ser expulsados.