El Talibán capturó el jueves las ciudades de Kandahar y de Herat, la segunda y la tercera más pobladas de la nación, y tomó el control de una capital provincial estratégica, presionando aún más al asediado gobierno de la nación semanas antes de que finalice la misión militar estadounidense.

La toma de Kandahar y de Herat representa el premio más grande hasta la fecha para el Talibán, que ha capturado 12 de las 34 capitales provinciales de Afganistán como parte de un ataque de una semana.

En tanto, la captura de Ghazni corta una autopista importante que conecta la capital afgana con las provincias sureñas del país, las cuales también se encuentran bajo asedio como parte de una campaña insurgente emprendida unos 20 años después de que los soldados de Estados Unidos y de la OTAN invadieron la nación y derrocaron al gobierno del Talibán.

Aunque Kabul aún no está bajo una amenaza directa, las pérdidas territoriales y los enfrentamientos en otras partes del país afianzan el control del Talibán, que se estima que actualmente controla dos terceras partes de la nación, al tiempo que sigue presionando a las fuerzas del gobierno en varias capitales provinciales más.

Ante el rápido deterioro de la seguridad en Afganistán, Estados Unidos planeaba enviar 3.000 soldados al país para ayudar a evacuar a algunos miembros del personal de la embajada estadounidense en Kabul. El portavoz del Pentágono, John Kirby, dijo que un batallón de infantería del ejército y dos de la Marina llegarán a Afganistán en los próximos dos días para ayudar en el aeropuerto de Kabul con la evacuación parcial de la embajada. Por su parte, Gran Bretaña anunció que enviará a unos 600 soldados a Afganistán por un corto periodo para ayudar a los ciudadanos británicos a salir del país.

Miles de afganos han huido de sus hogares por temor a que el Talibán vuelva a imponer un gobierno brutal y represivo, eliminando los derechos de las mujeres y realizando amputaciones, lapidaciones y ejecuciones públicas. Las negociaciones de paz en Qatar siguen estancadas, aunque los diplomáticos se reunieron el jueves.

La evaluación de inteligencia militar estadounidense más reciente indica que Kabul podría verse bajo el asedio de los insurgentes dentro de 30 días y que, si se mantienen las tendencias actuales, los talibanes podrían hacerse con el control total del país en pocos meses. El gobierno afgano podría verse obligado a replegarse para defender la capital y algunas otras ciudades en los próximos días si los talibanes mantienen su ritmo.

La embestida representa un impresionante colapso de las fuerzas afganas y renueva las interrogantes sobre el destino de los más de 830.000 millones de dólares gastados por el Departamento de Defensa de Estados Unidos en el combate, en la capacitación de esas fuerzas y en labores de reconstrucción, sobre todo porque los combatientes del Talibán van a bordo de Humvees y camionetas de fabricación estadounidense con fusiles M-16 colgados al hombro.

Las fuerzas de seguridad y el gobierno de Afganistán no han respondido a la prensa durante los días de lucha, y en lugar de eso emiten videocomunicados donde se resta importancia al avance del Talibán.