Dos funcionarios de Georgia tienen vínculos con el caso de una mafia de “eslavitud moderna” que presuntamente explotaba a trabajadores inmigrantes de México y Centroamérica en los campos de cultivo del estado, de acuerdo con información revelada este martes.

Un portavoz de Fiscalía Federal para el Sur de Georgia confirmó a Efe que Brett Donovan Bussey, a quien varios medios identifican como un exempleado del Departamento de Trabajo, se encuentra entre la veintena de acusados tras el operativo “Blooming Onion”, que destapó uno de los mayores casos de tráfico humano en el país.

Según los periódicos USA Today, Savannah Morning News y Augusta Chronicle, el otro funcionario vinculado al caso fue identificado como Jorge Gómez, quien no enfrenta cargos y permanece en su puesto, aunque las autoridades registraron su casa, porque su hermana y su sobrino figuran entre los encausados.

Los vínculos de Bussey y Gómez con el caso fueron revelados por los tres medios tras una recopilación de registros públicos y una revisión de las publicaciones en las redes sociales.

Durante el operativo “Blooming Onion”, cuyos resultados fueron dados a conocer en noviembre de 2021 luego de tres años de investigaciones, fueron rescatados más de un centenar de víctimas.

El portavoz de la Fiscalía Federal para el Sur de Georgia confirmó a Efe que actualmente la cifra de víctimas asciende a más de 200, luego de que más afectados se presentaran a testificar en el caso.

De acuerdo con las investigaciones, la organización criminal traía ilegalmente al país a mexicanos y centroamericanos para obligarlos a trabajar “en condiciones brutales”, que se cobraron la vida de al menos dos de ellos.

Los imputados obligaban a los inmigrantes a realizar “un trabajo físicamente exigente por poco o ningún salario, alojándolos en condiciones de hacinamiento, insalubres y degradantes, y amenazándolos con la deportación y la violencia”, dijeron las autoridades al dar a conocer el caso.

En el encausamiento, los fiscales señalaron que los trabajadores eran retenidos en cuartos estrechos y campos de trabajo cercados, “con poca o ninguna comida, fontanería limitada y sin agua potable”.

Los trabajadores explotados trabajaban en campos de cultivos en los condados de Atkinson, Bacon, Coffee, Tattnall, Toombs y Ware, en el sur de Georgia.