La depresión es hoy una pandemia, pero relacionada con las emociones. Alcanza niveles astronómicos y hace que las enfermedades derivadas aumenten aceleradamente, así como el consumo de fármacos antidepresivos y sedantes.

Nunca en la historia de la humanidad se ha vivido tan rápido y con tanto nivel de exigencias. Vivimos en una sociedad donde prima la competitividad y la adaptabilidad al medio para sobrevivir. En esta atmósfera, las personas resisten como pueden. Algunas pierden el ritmo y caen en un estado de tristeza y malestar que conlleva a la depresión.

La depresión es un enlentecimiento del ritmo vital, donde suele aparecer la tristeza, la falta de energía, la pérdida de las ilusiones, el cansancio, y luego las enfermedades crónicas por deterioro continuado.

Entre estas enfermedades podría estar el cáncer ¿Por qué? Existen dos mecanismos equilibrados que regulan la vida: la mitosis, que contribuye a la división y multiplicación celular, y la apoptosis, que elimina las células muertas y las que han experimentado algún cambio de tipo neoplásico.

En la depresión crónica, la mitosis disminuye, ya que decrece el impulso metabólico generado por los mediadores de activación cerebral, como son la serotonina y la dopamina. Como consecuencia, caen la producción de melatonina, de la hormona del crecimiento y de las hormonas tiroideas. Aparece un hipotiroidismo que no mejora con el yodo, además de bajar la testosterona con pérdida de fuerza muscular y caída del sistema inmunológico.

Todo esto hace que disminuya la vigilancia sobre las células muertas y dañadas. Entonces, estas encuentran la forma de proliferar en un ambiente donde la oxigenación es baja y la acidosis está presente, debido a la depresión del centro respiratorio y a la poca movilidad causada por la tristeza. Todo lo anterior se resume en una sola palabra: cáncer.

Más de 350 millones de personas en el mundo padecen de depresión y muchas no lo saben. ¿Cuáles son los síntomas? Irritabilidad, poco deseo de realizar actividades, bajo impulso sexual, hipotensión arterial, principalmente en mujeres; hipertensión arterial tardía, tristeza que puede llegar al llanto, pensamientos autodestructivos, poca memoria, disminución del nivel intelectual, estrés físico y mental y falta de fuerza muscular, entre otros.

Para tratar la depresión, lo primero es moverse y realizar ejercicios físicos. Estos son los salvadores del organismo, para que el oxígeno entre. Además, cuidar la alimentación, usar la dieta 11-2-9 y asegurarse de tomar un suplemento vitamínico.

Te animo a replantear la vida, organizar tus metas con programas reales, hacer terapia, realizar actividades de ocio frecuentes y valorar el reemplazo hormonal. Puedes usar suplementos como melatonina, pasiflora o magnesio, y té verde. Cada seis meses hay que chequear los niveles de testosterona, cortisol y de las hormonas tiroideas. Y siempre consultar a tu médico antes de adoptar cualquier decisión.

 

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