Esta vez no son feministas enfurecidas, ni madres buscando a sus hijos quienes convocaron a marchar sino el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, que el domingo volvió a las calles como en su época de activista acompañado de una marea humana de cientos de miles de ciudadanos que llenaron todo el centro de la capital mexicana.

A ritmo de mariachis, con bandas o cantos, mexicanos de toda la república caminaban con espíritu festivo por la Ciudad de México que, desde la madrugada, tenía sus principales avenidas atestadas de centenares de autobuses que arribaron del norte y sur del país.

Al frente iba López Obrador, el político que antes de llegar al poder lideró algunas de las mayores manifestaciones de este siglo en México y que ahora, como presidente, volvió a darse un baño de masas multitudinario, siempre sonriente, y custodiado por un discreto conjunto de guardias de seguridad vestidos de civil.

El mandatario llamó a todos a participar en la “marcha del pueblo” en un claro desafío a la oposición, que hace dos semanas salió en grandes números a protestar contra su gobierno, criticando sobre todo su más reciente apuesta de cambiar las leyes electorales.

Y el llamamiento tuvo eco. Los casi 5 kilómetros de recorrido quedaron totalmente llenos de gente y, aunque funcionarios presidenciales intentaron que López Obrador se subiera a un vehículo para avanzar más rápido hasta el Zócalo —la plaza principal de la ciudad en la que tenía previsto pronunciar un discurso_, el mandatario se negó. Cinco horas despúes del inicio de la marcha seguía avanzando lentamente a pie, entre fotos y manos que querían saludarle.

La inmensa mayoría de los participantes llegaron organizados por el partido gobernante, Morena, por sindicatos o por colectivos de todo tipo. López Obrador dijo que no se tocó “ni un centavo” del presupuesto federal para la marcha, pero no está claro quién pagó tantos autobuses.

Algunos grupos estaban organizados por los gobiernos locales. Otros por algún político o grupo que aspiraba a ganar protagonismo en el partido por llevar a muchas personas. Gaby Contreras, exalcaldesa de Morena, traía un grupo de la localidad de Teoloyucan, al norte de la capital, y era la única de ellos autorizada para hablar. “Estamos aquí para apoyar al presidente”, declaró.