Nueva York se prepara para dar su último adiós al policía Jason Rivera, de origen dominicano, la más reciente víctima de la violencia que afecta a Nueva York, cuyo velatorio está previsto para el próximo jueves, mientras su compañero Wilbert Mora, continúa batallando por su vida.
Los restos de Rivera, un novato de la policía de solo 22 años, casado y con un hijo, serán velados en la catedral San Patricio y sepultados al día siguiente, tras un servicio religioso, de acuerdo con el New York Post.
La muerte de Rivera, que se unió a la policía en el 2020 con la esperanza de mejorar las relaciones entre ese departamento y la comunidad a la que sirven, ha consternado a los neoyorquinos, que reclaman una solución a la violencia mientras el nuevo alcalde Eric Adams, un expolicía, les ha prometido que no dejará la ciudad a los criminales.
Los neoyorquinos han acudido hasta el cuartel donde trabajaba Rivera en Harlem para rendirle tributo en un improvisado altar con flores y velas y anoche participaron de una vigilia junto con la policía frente al lugar donde el agente perdió la vida.
Pat Lynch, el presidente de la Patrolmen’s Benevolent Association, el principal sindicato de policías, ha pedido a los neoyorquinos que acudan al velatorio para mostrar así su apoyo a los 36.000 agentes de esta ciudad.
Cuando Rivera estaba en la academia de la policía escribió una carta en la que contaba por qué quería ser parte de ese departamento que ha sido divulgada por los medios.
“Al crecer en Nueva York me di cuenta de que mi papel como oficial de policía sería impactante en esta caótica ciudad”, dice la misiva en la que destacó con orgullo que sería el primero de su familia en ser policía.
Rivera, que creció en Washington Heights, la comunidad dominicana por excelencia, recordó igualmente en la carta que cuando era pequeño vio cosas de la policía que no le gustaron como la desaparecida práctica de parar y cachear, que afectó más a latinos y negros, pero, al crecer “me di cuenta que quería ser parte de los hombres de azul” para así “mejorar la relación entre la comunidad y la policía”.
Rivera y Mora, de 27 años y cuatro de ellos en la policía, respondían a una llamada de una mujer por un problema doméstico con su hijo, en un apartamento en Harlem. Tras hablar con la mujer Rivera y Mora caminaron hacia el dormitorio donde estaba el hijo, que abrió la puerta de repente y disparó contra los oficiales, hiriendo primero a Rivera, según datos revelados por esa agencia.
Un tercer agente que les acompañaba disparó contra el hombre, identificado como Lashawn McNeil, de 47 años, cuando trataba de huir, hiriéndole en un brazo y cabeza y está en condición crítica.
La policía ha dado a conocer además que McNeil estaba en libertad condicionada por un caso de drogas en el 2003 y que ha tenido arrestos en varios estados. También se ha sabido que solía publicar mensajes contra la policía y el gobierno en las redes sociales.
El tiroteo donde perdió la vida Rivera fue el tercer incidente armado con víctimas entre la policía en esta semana, en la que también una niña de un año resultó herida por una bala perdida en una mejilla que provino de un hombre que disparaba a otro en la calle.
La semana previa una cajera de 19 años perdió la vida durante un asalto a un Burger King y una mujer fue arrojada a las vías del tren por un vagabundo.
Estos incidentes han puesto presión sobre el alcalde Adams, que asumió el cargo el pasado 1 de enero y no ha tenido descanso, quien durante su campaña electoral aseguró que combatir la violencia en las calles sería su principal meta.
Adams ha dicho que el ataque contra los policías -y la gota que ha derramado la copa- es “un ataque a la ciudad de Nueva York” y exhortó a sus residentes a “salvarla juntos”.