Un componente esencial de cualquier reforma migratoria en Estados Unidos es la legalización y una senda a la ciudadanía «para nuestros hermanos y hermanas indocumentados», afirmó este martes el obispo católico Mario Dorsonville.

«Hay entre los estadounidenses un apoyo firme para una acción del Congreso en materia de inmigración», añadió Dorsonville, quien preside el Comité de Migración en la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU.

«La incapacidad de los dirigentes políticos para llegar a un consenso sobre una legislación migratoria positiva tiene consecuencias graves para las vidas humanas y el bienestar de este país», agregó.

El esfuerzo de los demócratas en el Congreso para aprobar leyes que beneficien a millones de inmigrantes indocumentados han quedado atascados por una objeción reglamentaria a la inclusión del asunto en un proyecto de presupuesto por 1,75 billones de dólares.

Mientras tanto el Gobierno del presidente Joe Biden ha continuado usando una medida sanitaria, conocida como Título 42, para expulsar a cientos de miles de migrantes en la frontera y ha reanudado por orden judicial el programa conocido como «Quédate en México», para devolver al país vecino a personas que llegan a la frontera pidiendo asilo.

«Si bien la senda hacia adelante es incierta, la realidad actual sigue siendo clara: no puede continuar el ‘status quo'», afirmó Dorsonville, que recordó que casi la mitad de los 11 millones de indocumentados ha «vivido en Estados Unidos por al menos 15 años».

«Otros muchos reciben protecciones temporales pero no tienen acceso a soluciones permanentes», añadió. «Son madres, padres, hijos e hijas. Son trabajadores esenciales, propietarios de casas y empresarios».