La obesidad sigue siendo un tema crítico en la salud pública estadounidense, con datos recientes que muestran una tendencia en la prevalencia de esta condición.
Según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), entre agosto de 2021 y agosto de 2023, aproximadamente el 40,3% de los adultos en Estados Unidos se clasificaron como obesos.
Este porcentaje es ligeramente inferior al 41,9% registrado en 2020, pero la ligera disminución no es suficiente para marcar un cambio significativo en la trayectoria de la epidemia de obesidad en el país.
El informe indica que, a pesar de esta leve mejora en la tasa general de obesidad. Los datos muestran que la prevalencia ajustada por edad de la obesidad grave, definida como un índice de masa corporal (IMC) de 40 o más, ha aumentado del 7,7% al 9,7% en el mismo período. Este aumento es indicativo de una crisis de salud que se vuelve cada vez más severa y que requiere atención inmediata.
La obesidad es un problema multifacético que ha afectado a una gran parte de la población estadounidense desde hace años. Según los CDC, los informes anuales desde 2011 han revelado un crecimiento constante en la proporción de adultos que luchan contra la obesidad, lo que refleja no solo cambios en la dieta y el estilo de vida, sino también factores socioeconómicos y ambientales que contribuyen a esta epidemia.
El informe también revela diferencias significativas en la prevalencia de la obesidad severa entre géneros. En términos generales, el 12,1% de las mujeres se encuentra en la categoría de obesidad grave, frente al 6,7% de los hombres.
Esta tendencia se mantiene a lo largo de diversas franjas de edad, siendo la prevalencia más alta en mujeres de entre 20 y 59 años y en hombres de entre 40 y 59 años. Esta disparidad de género es un área que merece un examen más profundo para comprender las razones subyacentes detrás de esta diferencia.
Obesidad y problemas de salud grave
El impacto de la obesidad no se limita a cuestiones estéticas; está relacionado con una serie de problemas de salud graves, incluyendo diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer.
Los CDC han enfatizado la necesidad de abordar esta crisis de salud con urgencia, independientemente de si las tasas generales de obesidad están disminuyendo. La tasa actual sigue siendo inaceptablemente alta, y aunque algunas cifras muestran una mejora, los esfuerzos para abordar la obesidad grave deben intensificarse.
Uno de los objetivos a largo plazo del plan nacional “Healthy People 2030” de los CDC es ayudar a las personas a adoptar hábitos alimenticios más saludables y realizar suficiente actividad física para alcanzar y mantener un peso saludable.
Este plan tiene como meta reducir la tasa de obesidad por debajo del 38,6% para el año 2030. Sin embargo, los datos actuales indican que la situación está lejos de mejorar, lo que plantea desafíos significativos para las autoridades de salud pública y la sociedad en su conjunto.
Las proyecciones sobre la obesidad en los Estados Unidos continúan siendo sombrías. A medida que se identifican nuevas tendencias y patrones, es crucial que se implementen políticas y programas efectivos que aborden no solo la obesidad en general, sino también su forma más grave.
Esto podría implicar una combinación de intervenciones comunitarias, educación nutricional y acceso a opciones de alimentos saludables, así como incentivos para fomentar la actividad física en todos los sectores de la sociedad.