Días después de una cumbre convocada por Estados Unidos, una decena de jefes de Estado de países cuyos gobiernos han sido sancionados o criticados por Washington se reúnen en Cuba el martes para fortalecer su alianza.
Recibidos en el Palacio de la Revolución por el anfitrión Miguel Díaz-Canel con palmadas y abrazos, los presidentes Nicolás Maduro, de Venezuela;, Luis Arce, de Bolivia; Daniel Ortega, de Nicaragua, y el primer ministro Ralph Gonsalves, de San Vicente y las Granadinas-, buscarán durante la jornada coordinar políticas en el marco de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP).
“El ALBA es nuestra casa, aquí somos hermanos. Aquí no hay poderosos que nos chantajean”, dijo Maduro en alusión a Estados Unidos tras la inauguración, al tiempo que pidió a su colega Arce que en su carácter de economista, él como presidente de Bolivia diseñe un “plan integral” para la alianza que, aunque paralizadas, cuenta con un banco propio, una moneda virtual común -el sucre– y un mecanismo de distribución de combustible llamado Petrocaribe, entre otros.
Fundada en 2004 por los fallecidos mandatarios Hugo Chávez y Fidel Castro, el ALBA se enfrentó entonces a las intenciones de Estados Unidos de formar un acuerdo de libre comercio continental bajo su tutela. Durante años apoyó sobre todo a Cuba, que sufre las sanciones de Estados Unidos que busca asfixiar su economía para presionar un cambio de modelo político.
En el marco de un giro a la izquierda en muchos países de la región a comienzos de siglo, algunas naciones se sumaron a los proyectos que desarrolló el foro regional como la venta de petróleo o sus derivados de Venezuela mediante créditos blandos, el envío de maestros cubanos o la realización de millones de cirugías de la vista mediante la llamada Operación Milagro.
Sin embargo, la llegada al poder de gobiernos más conservadores hizo que algunos países, como Honduras o Ecuador, rompieran con la alianza. Actualmente una decena de naciones forman parte del grupo, aunque algunas son poco activas o pasaron muchos años sin participar.
El secretario ejecutivo del grupo., Sacha Llorenti, indicó la víspera durante una conferencia de prensa que en la cumbre se creará un observatorio para monitorear el dinero que Estados Unidos dispuso para promover la democracia en algunos países de la región.
La semana pasada el presidente estadounidense Joe Biden convocó a 110 países a una Cumbre de la Democracia —a la cual no estuvieron invitados Cuba, Venezuela, Nicaragua, Honduras y Bolivia, entre otros-, en la que indicó que se dispondrá de 424 millones de dólares para proyectos de periodismo o fomentar elecciones libres, lo que fue leído como un intento de financiar a la oposición ante gobiernos que no son de su agrado.
Washington acusó a estos gobiernos -sobre todo a Caracas, La Habana y Managua- de aplastar a los opositores arrestándolos, obligándolos a exiliarse o impidiendo a su población informarse, expresarse o asociarse libremente.
Este será el primer encuentro presencial de los miembros del ALBA-TCP desde que comenzó la pandemia. La alianza apoyó a sus miembros durante estos meses con un fondo para la compra de vacunas y un puente aéreo para llevar infraestructura médica, al tiempo que Cuba desarrollaba sus propios antígenos Soberana 02, Soberana Plus y Abdala.