Cientos de nicaragüenses asistieron el sábado a una misa en la catedral de Managua bajo vigilancia policial, después que el gobierno prohibiera una procesión en honor a la virgen de Fátima y en medio de fuertes tensiones entre la administración de Daniel Ortega y la Iglesia católica.

Entre cánticos a la virgen y vivas a Nicaragua, los devotos se reunieron en los predios del edificio religioso para recibir a la venerada imagen, que ingresó a la explanada sobre una peana cubierta de rosas blancas y amarillas, cargada en hombros por un grupo de jóvenes.

“¡María de Nicaragua, Nicaragua de María!”, corearon los fieles agitando pequeñas banderas de la Iglesia. “¡Vivan nuestros obispos!”, exclamó alguien entre la multitud.

La Policía desplegó efectivos en los alrededores de la catedral y en la cercana rotonda de Metrocentro, un emblemático sector de Managua que fue escenario de grandes protestas opositoras durante la revuelta social de 2018, las que quedaron prohibidas desde septiembre de ese año.

La Arquidiócesis de Managua convocó a la misa después de informar que la Policía había prohibido “por razones de seguridad interna” una procesión con la virgen de Fátima que se había organizado en la capital.

Hoy nos reunimos “con mucha alegría pero también con mucha tristeza” debido a “la situación que hemos vivido en nuestras parroquias”, dijo en su homilía el arzobispo capitalino y cardenal Leopoldo Brenes en alusión a la crisis con el gobierno.

“No nos cansemos de orar, aún cuando dé la impresión de que Dios no nos oye”, agregó, citando al papa Francisco. “Perdónalos Señor, porque no saben lo que hacen”.

La misa en Managua se realizó mientras en Matagalpa, en el norte del país, el obispo Rolando Álvarez crítico del gobierno, permanece encerrado desde hace 10 días en la sede de la Curia episcopal, rodeada por decenas de policías. La entidad anunció que lo mantendrá retenido mientras se le investiga por “incitar al odio” y “organizar grupos violentos”.

Previamente, la Policía había sitiado la parroquia de la ciudad de Sébaco, un municipio de Matagalpa, donde su titular Uriel Vallejos estuvo cautivo durante varios días. También a inicios de agosto el gobierno clausuró siete radioemisoras adscritas a la Iglesia católica, entre 14 medios independientes cerrados en dos semanas, el último de los cuales fue Radio Darío de la ciudad de León (occidente), el viernes.