Uno de los grandes retos que ha supuesto el coronavirus en este poco más de año y medio que llevamos de pandemia es que a pesar de que existan algunos síntomas y efectos secundarios establecidos, lo cierto es que cada paciente reaccionará distinto a la enfermedad, durante y después de la misma tras haberla contraído.

Lo que sí se ha observado es que la gran mayoría de los pacientes que dieron positivo a COVID-19 logran recuperarse al 100% tras haber atravesado por la enfermedad, lo cierto es que hay algunas personas que arrastran durante un corto o largo tiempo algunas molestias o problemas de salud derivadas o relacionadas con el virus.

También, hay pacientes que desafortunadamente, arrastran malestares derivados del COVID durante largo tiempo, a lo cual los expertos en salud han denominado “Síndrome Post COVID-19” o “COVID-19 Prolongado”, el cual también pueden desarrollarlo las personas que fueron asintomáticas.

Respecto a este tema, un estudio realizado por investigadores del Reino Unido, Turquía y Qatar y publicado en el British Journal of Ophthalmology, encontró un nuevo síntoma del Post COVID-19 y que está relacionado con los ojos.

Resulta ser que hay pacientes que sufren la pérdida de fibras nerviosas, así como el aumento de células inmunitarias llamadas dendríticas, justamente en la superficie de los ojos.

Los investigadores encontraron que esas modificaciones en la córnea del ojo solían presentarse en aquellos que también tenían algún síntoma neurológico, en particular pérdida del gusto y del olfato, dolor de cabeza, mareos, entumecimiento, así como dolor neuropático, producidos por el coronavirus.

 

Cabe aclarar que la córnea es la parte transparente del ojo que cubre la pupila, el iris y el interior lleno de líquido. Su función principal es enfocar la mayor parte de la luz que entra en el ojo.

En el estudio se analizó a 40 personas que sufrieron COVID-19 y se recuperaron en un lapso de 1 a 6 meses previo a la investigación, en la cual se utilizó una tecnología denominada microscopía confocal de la córnea, la cual se usa para detectar daños en los nervios de la córnea y que se basa en una técnica láser de imagen de alta resolución, no invasiva y que arroja resultados en tiempo real.

Los síntomas neurológicos citados anteriormente los presentaron entre las 4 y 12 semanas en 22 de 40 (55%) y 13 de 29 (45%) pacientes, respectivamente. A continuación, se escanearon las córneas de los participantes mediante la microscopía para buscar daños en las pequeñas fibras nerviosas y la densidad de las células dendríticas. Estas células desempeñan un papel fundamental en la respuesta primaria del sistema inmunitario al capturar y presentar antígenos de organismos invasores.

Los escaneos de la córnea se compararon con los de 30 personas sanas que no habían sufrido la infección por COVID-19. Los resultados fueron los siguientes: 22 (55%) de los 40 pacientes con COVID no tenían signos clínicos de neumonía; 11 (28%) tenían signos clínicos de neumonía que no requerían oxigenoterapia; cuatro (10%) habían sido ingresados en el hospital con neumonía y recibieron oxigenoterapia; y tres (8%) con neumonía habían sido ingresados en cuidados intensivos.

Las exploraciones de la córnea revelaron que los pacientes con síntomas neurológicos 4 semanas después de haberse recuperado de la infección aguda por COVID-19 presentaban un mayor daño y pérdida de fibras nerviosas en la córnea, con un mayor número de células dendríticas, que los que no habían tenido la infección por COVID-19.

Los que no presentaban síntomas neurológicos tenían un número de fibras nerviosas corneales comparable al de los que no habían sido infectados por COVID-19, pero un mayor número de células dendríticas. Las respuestas al cuestionario indicativas de síntomas prolongados de COVID se correlacionaron fuertemente con la pérdida de fibras nerviosas del ojo.

“Hasta donde sabemos, es el primer estudio que informa de la pérdida de nervios en la córnea y de un aumento de la densidad [de células dendríticas] en pacientes que se han recuperado de la COVID-19, especialmente en sujetos con síntomas persistentes compatibles con el COVID prolongado”, se describe en el estudio.

“Demostramos que los pacientes con COVID larga tienen evidencias de daños en las fibras nerviosas pequeñas que se relacionan con la gravedad de la COVID larga y con los síntomas neuropáticos y musculoesqueléticos”, se agrega en el texto.

También, en el mismo se explica que de momento, no se puede saber con exactitud qué es lo que se precisa.