Buscando un cuento sobre Navidad, cayó en mis manos un libro del profesor Juan Bosch, uno de los cuentistas más famosos del mundo y expresidente de República Dominicana. Era precioso, lo devoré en un día; pero, ¿quién se atrevería a darle a Bosch un libreto sobre su cuento?

Ningún famoso quiso hacerlo, pero no me di por vencida. Llamé al expresidente y le dije que tenía fecha separada en la sala más importante del Teatro Nacional para hacer musicales y cuentos para niños.

Conocer a Juan Bosch fue una cosa maravillosa. Le conté que nadie me quería hacer un guion de su libro, y que yo me ocuparía, si él lo permitía. Miró con una sonrisa y dijo: “Sí. Lo único que te pido es que me lo traigas a la oficina, y así ver el trabajo que has hecho”.

Lo que más me impresionó fue cómo el profesor mezclaba a los Reyes Magos con el hoy famoso Santa Claus. Es una manera bella de juntarnos en estas creencias: los de Estados Unidos y los latinos.

La Navidad era una gran fiesta en mi familia de origen. Llena de tradiciones, siendo niña, disfrutaba de hacer los pasteles de hojas, el cerdo asado, con mi mamá, y muchas más comidas. Abundaban, de forma exagerada, los dulces navideños, que se ponían en una mesa mediana, al lado de la grande, llena de turrones españoles, nueces, frutas, bombones, galletas…

Pero, lo que más esperaba eran los regalos de los Reyes Magos. En esa época, Santa Claus no era muy conocido. Acostarnos temprano, y antes poner hierba y agua para los camellos. Me despertaba varias veces en la noche para ver si habían entregado los regalos, o si quizás los podía ver. También eran famosos los desfiles de los Reyes Magos. No me los perdía.

Por eso es muy difícil, para los que están lejos de su familia, celebrar estas fechas solos. Recordamos a los que se fueron (en mi caso, a mi papá, que adoraba la Navidad), y nos enseñaron a disfrutarla y valorarla.

Si lees el cuento, notarás que él profesor habla con Dios, con una comunicación muy parecida a la que tenemos con cualquier amigo. Algo muy inteligente y gracioso. Los Arcángeles, Los Ángeles de la guarda, la confusión de María y José nos hacen reír. Y nos acerca a ellos.

Disfruta tu Navidad y ten un hermoso Año Nuevo. Cuida también tu cuerpo. ¡Qué Dios bendiga a todos y a sus familias!

 

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