Los bomberos comenzaron a controlar el miércoles un incendio de grandes proporciones en una base de almacenamiento de crudo en Cuba, lo que trajo alivio pero a la vez preocupación por el impacto que tendrá en el debilitado sistema energético.

Por quinto día consecutivo equipos de expertos trabajaron sin descanso para extinguir las llamas ocasionadas por la caída de un rayo en un contenedor de la Base de Supertanqueros de Matanzas -ubicada a unos 100 kilómetros al este de La Habana- donde imágenes mostradas por la televisión estatal desde helicópteros militares dejaron ver la devastadora magnitud del siniestro.

Al menos una persona murió, 128 resultaron heridas y se han reportado 14 bomberos desaparecidos. Más de 4.900 pobladores de la inmediaciones fueron evacuados.

El fuego afectó a la que es considerada la instalación más importante de la isla en materia de almacenamiento y distribución de crudo para producir energía, lo que se suma a una delicada situación en Cuba que, junto con la crisis económica, ya venía sufriendo cortes de energía.

”Creo que cualquier pronóstico realista apuntaría a más apagones y más dificultades para realizar la actividad económica mínima del país”, dijo a The Associated Press el profesor de política y relaciones internacionales en Holy Names University en Oakland-California, Arturo López-Levy.

Agregó que el escenario estará marcado por las dificultades para importar alimentos de los cuales depende la isla e incluso para terminar obras en marcha.

Será difícil “levantar el país después de esta triple tragedia: el recrudecimiento del bloqueo (de Estados Unidos), la pandemia y ahora este incendio en un nodo neurálgico del sistema energético”, explicó el académico.

No hay de momento un cálculo oficial del combustible perdido o los daños materiales.

La combinación de ineficiencias propias, las consecuencias de la paralización por el COVID-19 y las sanciones de Estados Unidos pusieron en una situación crítica en materia financiera a la isla, cuya población soporta largas colas por el desabastecimiento de alimentos y medicinas, así como intermitentes cortes de luz que suelen durar horas.

“Eso (el incendio) da vía a que se justifiquen más los apagones que van a existir”, comentó a AP Pedro Pozo, un trabajador estatal de 56 años.