Con escasa presencia de electores en los centros de votación, México llevaba a cabo un referéndum el domingo para decidir si se debe enjuiciar a cinco expresidentes, el cual ha generado controversia por los 25 millones de dólares que se invirtieron en su realización, por la redacción de la pregunta, y por su coincidencia con la tercera ola de la pandemia de coronavirus que golpea al país.

Pasadas las 8 de la mañana unas 57.000 casillas en toda la nación iniciaron actividades que se extenderían por diez horas. Unos 93,6 millones de electores fueron habilitados para participar en la consulta popular sin precedentes en el país latinoamericano.

“Estamos listos para una jornada cívica ejemplar”, afirmó el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, al dar la apertura a la consulta que, aseguró, cuenta con “todas las bases legales necesarias conforme a nuestro marco constitucional”.

Al defender la actuación del INE frente a las denuncias de no haber promocionado la consulta lo suficiente, Córdova indicó, en un discurso que leyó durante la sesión del Consejo General, que se ejecutaron “todas las acciones institucionales técnicas de difusión y publicidad para que el día de hoy acudan el mayor número de ciudadanos”.

Córdova anunció que se habían instalado casi todas las casillas y que sólo se reportaron problemas en ocho mesas de votación de cuatro estados del norte y sur del país debido a oposición de las comunidades y la inasistencia de algunos funcionarios electorales.

Entre las localidades en las que se reportaron dificultades están Venustiano Carranza, Oxchuc y Pantelhó, en el estado de Chiapas en el sur del país, donde se han registrado conflictos entre los habitantes y situaciones de violencia, según reconoció el INE. La situación de tensión que persiste desde la semana pasada en Pantelhó, donde decenas de habitantes y miembros de un grupo de autodefensas llamado “El Machete” quemaron algunas viviendas y detuvieron a supuestos miembros de organizaciones delictivas, impidió la realización del referendo en esa región.

Luego de más de cinco horas de que comenzó el proceso, en algunos centros de votación de la capital mexicana se observó poca afluencia de electores. Una situación diferente se registró en Chiapas, donde el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) llamó a la población indígena a participar, lo que animó a votar a varios cientos de habitantes.

Entre quienes no participaron en el referéndum estuvo el presidente Andrés Manuel López Obrador, promotor de la consulta, quien se encontraba el domingo visitando el estado occidental de Nayarit, muy distante de su centro de votación ubicado a un lado del Palacio Nacional en la Ciudad de México.

Al ser consultado por algunos periodistas sobre el balance de la votación, López Obrador comentó brevemente: “Yo no estoy metido en eso”. El mandatario se quejó el sábado de la actuación del INE y dijo que “desgraciadamente los que deberían de estar promoviendo esta consulta no quisieran que se supiera nada, ni hay casillas suficientes”.

José Francisco Espinosa Cortés, un conductor de taxi de 60 años y encargado de un comercio de reparación de computadoras, fue una de las 60 personas que votaron a media mañana en una casilla en el vecindario San Rafael, en la Ciudad de México.

“Si no terminamos con la impunidad, va a haber siempre corrupción. Sin impunidad, no hay corrupción”, dijo Espinosa Cortés al defender el referéndum, el cual consideró una “oportunidad histórica para México de hacer justicia”.