Un año después de que la variante ómicron comenzó su ataque contra la humanidad, la mutación siempre cambiante del coronavirus hizo incrementar los casos de COVID-19 en muchos sitios en un momento en que los estadounidenses se reunían para festejar el Día de Acción de Gracias. Fue un preludio de una ola que los expertos prevén se extenderá pronto sobre Estados Unidos.

El doctor Nicholas Vasquez, médico de urgencias del área de Phoenix, dijo que este mes el hospital donde labora admitió a una cifra considerable de personas con enfermedades crónicas y residentes de asilos con casos graves de COVID-19.

“Ha pasado bastante tiempo desde que requerimos tener pabellones de COVID”, señaló. “Es evidente que está regresando”.

A nivel nacional, los casos nuevos de COVID promediaban unos 39.300 al día, mucho menos que el invierno pasado, pero muy por debajo del nivel real debido a que se han reducido el número de pruebas diagnósticas y los reportes. Unas 28.000 personas con COVID fueron hospitalizadas diariamente y unas 340 fallecieron.

Los casos y las muertes aumentaron con respecto a hace dos semanas. No obstante, una quinta parte de la población estadounidense no se ha vacunado, la mayoría no se ha puesto las dosis de refuerzo más recientes y muchos han dejado de usar mascarillas.

Mientras tanto el virus sigue encontrando formas de eludir la derrota.

La variante ómicron llegó a Estados Unidos justo después del Día de Acción de Gracias el año pasado y ocasionó la mayor ola de casos de la pandemia. Desde entonces ha engendrado a una numerosa familia extendida de subvariantes, como las que actualmente son las más comunes en Estados Unidos: BQ.1, BQ.1.1 y BA.5. Desplazaron a sus competidores al mejorar para evadir la inmunidad que proporcionan las vacunas y los contagios previos, y provocando que millones enfermaran.

La familia de Carey Johnson se contagió dos veces. En enero ella se infectó de COVID-19 durante la primera ola de ómicron, con síntomas similares a los de la influenza y un dolor espantoso que la mantuvo en cama una semana. Su hijo Fabian Swain, de 16, tuvo síntomas mucho más moderados en septiembre cuando la variante BA.5 era dominante.

Fabian se recuperó rápido, pero Johnson padeció dolor de cabeza durante semanas. Otros problemas persistieron por más tiempo