El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, agradeció el viernes a Guatemala la ayuda prestada a los cerca de 600 mexicanos que han cruzado a su país para huir de la violencia de los cárteles de la droga, pero también minimizó la violencia que los orilló a hacerlo.

En sus primeros comentarios desde que los refugiados huyeron esta semana, el presidente añadió que México es un país grande, y “hay, como en todas partes, conflictos”.

No es como “lo quieren ver nuestros adversarios, de que haya ingobernabilidad, que predomine la violencia, que sea un caos, que se está destruyendo el país”, dijo. La Guardia Nacional vigilará la zona y la situación se resolverá pronto, aseveró.

Según un informe del gobierno guatemalteco, unas 580 personas habían huido de la violencia en el estado mexicano de Chiapas, incluidos hombres, mujeres, niños y ancianos.

Las familias que cruzaron al municipio guatemalteco de Cuilco dijeron que los tiroteos las habían forzado a huir y que los cárteles habían obligado a los lugareños a trabajar en retenes y los habían utilizado como escudos humanos mientras luchaban contra sus rivales.